Las carreras de caballos, en peligro

El silencio fue la tónica reinante ayer después de la decisiva reunión en París entre la Federación Internacional de Autoridades Hípicas (IFHA) y los representantes del Jockey Club Español (JCE), para buscar una salida que permita al Hipódromo de la Zarzuela (HZ) reanudar la competición el próximo mes de septiembre. Las noticias definitivas no llegarán pronto, pero fuentes del recinto madrileño declararon a ABC que mantienen «la esperanza de que regresen las carreras a Madrid el día 20». Por otra parte, desde la IFHA aseguraron que la temporada de otoño en el coloso de la Cuesta de las Perdices está prácticamente descartada por problemas jurídicos difíciles de solventar.

Una de las principales trabas radica en el Gobierno, ya que la Federación Internacional, como siempre ha mantenido, no practica injerencias y es el Estado español el que debe determinar quién regula.

El pasado mes de mayo, Ana Muñoz (directora general de Deportes del CSD) ya informó por carta a la IFHA de que la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar de España (SFCCE), pese a estar en liquidación, es el ente regulador reconocido a nivel estatal e internacional. El Gobierno español no puede ahora cambiar de regulador, ya que beneficiaría a una entidad privada en detrimento de otra. De ahí que vayan a estudiar las distintas alternativas en los próximos días.

El «activo estrella»

El origen del conflicto fueron los derechos de imagen, que tanto la Sociedad de Fomento como el HZ reclamaron como propios y los incluyeron en sus «activos» para poder sobrevivir. Esto desató una de las peores guerras que se recuerdan en la hípica española.

La SFCCE, una entidad privada creada hace 150 años para organizar y arbitrar la competición, arrastra una deuda de 2,5 millones de euros y está en concurso de acreedores desde 2013. La junta gestora —entre los que se encuentra la Seguridad Social y Hacienda— no aprobó su plan de viabilidad y entró en liquidación a partir del 2 febrero de 2015.

Por otra parte, la situación del otro actor en conflicto, el hipódromo madrileño —que pertenece a Patrimonio Nacional—, no es mucho más boyante. Se invirtieron en remodelación más de 50 millones de euros y lleva seis años sin salir del agujero. Entre 2008 y 2013 reunió pérdidas por valor de 17,7 millones; y en 2014 salvó la cara gracias al oxígeno que recibió de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales).

A partir de diciembre del año pasado, Fomento dejó de regular las carreras. La Zarzuela argumenta hasta día de hoy que según un informe de la Abogacía del Estado no puede firmar un contrato con la SFCCE, según lo establecido en el artículo 60 b. de la Ley de Contratos del Sector Público, al haber sido declarada en concurso de acreedores por auto del juzgado de lo Mercantil n° 8 de Madrid de 17 de diciembre de 2013, y haber sido declarada disuelta y en fase de liquidación por auto de 2 de febrero de 2015.

Así, el «turf» se paralizó en toda España hace 9 meses. Los cuatro hipódromos más importantes de nuestro país (Madrid, San Sebastián, Sevilla y Málaga) se quedaron sin carreras en diciembre de 2014 porque consideraban que la SFCCE, encargada de organizar y arbitrar la competición, no estaba legitimada para regular este deporte. No obstante, el mes pasado la competición volvió al hipódromo de San Sebastián —gestionado por una empresa privada— con SFCCE como moderador.

Angustiosa espera

El efecto del cierre está siendo demoledor para las casi 3.000 familias que, de manera directa o indirecta dependen de esta industria. A ellos tampoco les ha llegado información oficial. Jesús, preparador de la cuadra número 1 del HZ, permanece nervioso y expectante ante la resolución de París. Su cuadra ha mermado más de la mitad a lo largo del litigio. «Muchos propietarios se han llevado a sus caballos a Francia o a fincas de retiro y como consecuencia, me he visto obligado a despedir a decenas de trabajadores, como jocleys y mozos».

Antes de que el sector se estancase, había 400 equinos estabulados en Madrid, una cifra que a día de hoy ha descendido hasta los 190, según datos del propio hipódromo. Manuel Rodríguez, entrenador de la Sociedad Equipo 38, es uno de los profesionales quecayó en esta batalla. Ayer publicó en una red social: «Equipo 38 quiere anunciar que pone punto y final a su actividad como Sociedad de Entrenamiento». Horas después lo confirmó a este diario, «la situación era insostenible. La propietaria de seis caballos con los que trabajaba se ha cansado de esperar una solución que no llega».

Los profesionales que se fueron no regresarán de una semana para otra, pero muchos creen que si el hipódromo volviera a celebrar carreras de nuevo, poco a poco retornarían a la capital. No obstante, Rodríguez lo ve complicado: «Estos meses se han hecho demasiado cuesta arriba. Me he sentido como una marioneta tras las continuas promesas por parte de Faina Zurita». Este joven preparador que lleva tres años luchando contra viento y marea por la que fuera su pasión convertida en oficio, concluye con tono apesadumbrado: «Si los galopes resuenan de nuevo en las instalaciones, volveré, aunque sea para disfrutar del hermoso espectáculo desde las gradas en calidad de aficionado».

A pesar del enrevesado juego de intereses, cuyo enésimo capítulo se desarrolló ayer bajo un hermetismo mayúsculo, lo único que está claro es que «el tiempo apremia y cada vez falta menos para dar el pistoletazo de salida a la temporada», tal y como señaló con tono de preocupación Carlos Rodulfo, presidente de la Asociación de Hipódromos.

En caso de que Madrid (con más del 70% de la actividad nacional del «turf») no pueda ofrecer su temporada de otoño, serán los hipódromos de San Sebastián y Dos Hermanas los encargados de llevarla a cabo en cumplimiento de lo acordado la semana pasada en el convenio entre Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) y la Asociación de Hipódromos.