«El miedo provoca las emociones más poderosas en los seres humanos»

«Me gusta hacerme la ropa a medida», confiesa Jeremy Renner. Una extrañeza, ya que este actor se caracteriza por no hablar nunca de su vida privada. Solo de trabajo y poco más. Confiesa, por ejemplo, que le gusta escuchar música antes de una entrevista. A sus 41 años, este actor de Modesto se ha convertido en la última estrella del cine de acción tras su paso por la última entrega de 'Misión imposible' o 'Los Vengadores'. Ahora estrena en España la cuarta entrega de la saga de Bourne ('El legado de Bourne'), donde da vida a Aaron Cross, otro agente creado a la vez que el personaje que dio vida Matt Damon. Renner aceptó el reto de sustituirlo y compartir protagonismo con Rachel Weisz.

-¿Qué aspecto de la saga le ha llamado más la atención?

-El ritmo endiablado, que me llegaba a confundir. Son muy autenticas y tienen un tono muy particular que ha creado un estilo propio.

-¿Habló con Matt Damon?

-Muy poco. Me lo encontré en una reunión y conversamos.

-Las comparaciones con Damon son inevitables en la película.

-Lo sé, pero formar parte de la serie Bourne implica seguir los pasos de Matt Damon. Eso lo sabía desde el principio y lo hablé con (el director) Tony Gilroy para buscar un camino que no le imitase.

-¿Quién es Aaron Cross para usted?

-Un tipo que quiere encontrar su lugar. Entiende lo que el Gobierno ha hecho con él y quiere contribuir.

-¿Cómo se preparó?

-Las escenas de acción fueron muy exigentes. Cada imagen de una pelea necesitaba horas de ensayo y coreografía. Esa fue la parte más tediosa hasta que me lo aprendí y resulto muy divertido de rodar. Porque todo lo hicimos nosotros, pelea tras pelea.

-¿También la del lobo?

-Sí. Y en la que estoy escalando la repetimos 22 veces. Pensé que si estaba entrenando tan duro para rodar la película tenía que arriesgarme y rendir en los momentos más difíciles.

-La violencia es un elemento importante en Bourne

-Sí, pero no es gratuita. Entonces nos estoy de acuerdo. Si la violencia ayuda a contar la historia no tengo ningún problema, igual que el sexo.

-Imagino que tuvo que entrenar como nunca para la película

-No te voy a negar que jamás he estado tan en forma. Entrenaba cinco horas diarias. Una hora de estiramiento, dos horas y medias de artes marciales, una hora y media de cardio y lloraba de dolor cuando me iba a dormir (risas).

-En la película se juega mucho con el miedo.

-El miedo se siente, pero no me dejo llevar por mis miedos. Trato de superarlos, de enfrentarme a ellos. Generalmente el miedo provoca las emociones más poderosas en los seres humanos. Yo desearía que el amor fuera la emoción más poderosa, sin embargo pienso que es el miedo porque muchas veces lo desconocemos. Es importante no dejar que la ignorancia reine en nuestras vidas.

-Un hombre tan celoso de su intimidad, ¿cómo soporta los cotilleos sobre usted o la fama en general?

-Trato de no vivir mi vida consciente de que soy un actor conocido. Eso se llevaría gran parte de mi día (risas). No obstante, el haber saltado a la fama ya con treinta años, ha hecho que esté más preparado para enfrentarme al escrutinio publico. Cuanta más experiencia tienes en la vida mas fácil es enfrentarse a situaciones diferentes. Convertirte en una estrella de Hollywood no es algo que sucede cada día.

-¿Qué fue lo que le llevo a convertirse en actor?

-Dar algo. Cuando era adolescente la interpretaron me ayudó a lidiar con mis demonios. Fui capaz de canalizar mis sentimientos de una forma segura dentro de la interpretación. Sentí que estaba en mi lugar. Actuar es explorar y dar y eso encaja dentro de mi personalidad.

-Antes de ser famoso, usted solía renovaba casas y trabajó como maquillador de las estrellas.

-En aquella época trabajaba en el teatro y tenía que hacerme mi propio maquillaje. Como se me daba bien y no tenia dinero empecé a ganarme la vida así.

-Una duda, ¿cuál es el mejor secreto de belleza?

-Lo mas importante, en mi opinión, es cuidar las cejas, las pestañas y los labios.

-¿Y en cuanto a las casas?

-A la hora de renovar una casa lo mejor que uno puede hacer es elevar los techos. Es algo psicológico porque sientes que el mundo no te oprime. Ya me dirás si aplicas mis consejos (risas).