Un autobús urbano recoge a un grupo de usuarios en la parada de la plaza Esteve. :: JAVIER FERGO
Jerez

«Prefiero pagar por un buen servicio»

Descontento generalizado entre los usuarios por los retrasos habituales en los autobuses urbanos; Los ciudadanos denuncian la impuntualidad del transporte público y las irregularidades que presenta el servicio

JEREZ. Actualizado: Guardar
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María Isabel Reguera de la Flor es una farmacéutica que ha sufrido los estragos, como muchos otros, de los dos meses de huelga del servicio público de transporte urbano. A pesar de que poco a poco se reanuda -ofreciendo un mes gratuito para compensar los daños y desajustes causados- los ciudadanos siguen descontentos y califican de «pésimo» el servicio.

«Ahora está peor», comenta María Isabel, que hace uso del transporte urbano cuatro veces al día y en más de una ocasión se ha visto obligada a coger un taxi. «Prefiero pagar por un buen servicio y que el autobús llegue a su hora a que haya ese descontrol».

La suspensión del transporte público no solo ha generado el descontento social sino que ha incentivado la duda entre los usuarios más dependientes. Los continuos retrasos en el horario de llegada, la falta de vehículos y ausencia de recursos mínimos y material básico en éstos, han convertido una de las prestaciones básicas de la ciudad en un «servicio deficiente» si lo comparamos con otros lugares.

Sin embargo, los que más sufren estos impagos e impuntualidades son los pensionistas, jubilados y las amas de casa que «desconfían» del servicio y no comprenden cómo «llevábamos dos meses y medio de huelga porque los trabajadores no cobraban y ahora es gratis». Por otro lado, algunos ciudadanos consideran que según la zona de Jerez la eficacia del servicio varía y que es «inconcebible que las pedanías recojan más asistencia que los autobuses urbanos».

Tras las reuniones del pasado viernes los trabajadores han acordado que no reanudarán la huelga pero las constantes irregularidades ha llevado a muchos a optar por otros medios de transporte como el vehículo privado o el taxi. Medios poco asequibles para algunos y que además, dificultan el tráfico, sobre todo, en la zona céntrica donde aparcar es misión casi imposible. José Manuel Roldán Pérez, usuario habitual de Urbanos Amarillos, habla de la «mala circulación» y «el poco respeto en la carretera». «No se le puede exigir puntualidad al chófer cuando hay tráfico». A su vez, denuncia el mal estado de los autobuses y no perdona «los dos meses que hemos estado sin servicio» aunque reconoce que «todos tienen derecho a defenderse». Además, resalta la poca consideración de los conductores para con los ancianos ya que «no aparcan donde tienen que aparcar» y a menudo «dificultan el acceso de las personas mayores».

Entre los más indignados se sitúa Dolores Gago que considera que se debería «renovar la plantilla y rebajar los sueldos de los conductores» en momentos de crisis. «Si están contratados no se les puede echar pero cuando la cosa está como está, deben acatarlo. No pueden ser unos privilegiados». Otros hacían alusiones al común «enchufismo» entre la plantilla de Urbanos Amarillos y al demandado recurso de «familiares en la profesión».

Sin embargo, entre los más optimistas, se encuentran los que cogen con menos frecuencia el autobús. José María Mariscal, por ejemplo, considera que «el servicio está bien» pero que «no debería ser gratuito. La gente estaría más contenta si no se hubiera abusado». Otros afirman que «el servicio está bien y lo que está mal es la huelga» y luego, están los que se resignan y opinan que «me perjudica pero bueno...».