Aviso que ha enviado el centro universitario a sus alumnos alertando de la presencia de un hombre armado./ AP
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Los alumnos de la Universidad de Virginia rememoran la matanza de 2007 tras una falsa alarma en el campus

Las autoridades decretaron durante unas horas la clausura del dentro educativo por la supuesta presencia de un hombre armado

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Las autoridades han anulado la alerta en el campus de la Universidad Politécnica de Virginia tras haber comprobado que no había ningún hombre armado en el interior de las instalaciones universitarias, según ha informado el centro educativo.

Tres jóvenes que asisten a un campamento en el campus universitario de Virginia habían informado a la institución educativa de la presencia de un hombre blanco que aparentaba llevar una pistola cubierta con un paño. Tras el aviso, la Universidad Politécnica de Virginia colgó el siguiente mensaje de advertencia en su página web: "Se ha informado (de la presencia) de una persona con una pistola cerca de Dietrick (un edificio del campus). No salgáis. Cerrad las puertas. El personal de Emergencia está interviniendo. Llamad al 911 en caso de necesitar ayuda".

Posteriormente, la universidad ha confirmado que no se ha encontrado a ninguna persona armada dentro del campus. "La Policía ha acudido inmediatamente y no ha encontrado a nadie que coincidiera con esa descripción", ha indicado. "Nos han dicho que nos quedemos aquí hasta que tengan más información", ha explicado a la cadena de televisión CNN uno de los responsables de prensa de la Universidad Politécnica de Virginia, Lynn Davis.

En la memoria

Virginia Tech sigue marcada por el ataque del 16 de abril de 2007, cuando el estudiante surcoreano Cho Seung Hui, con antecedentes de trastornos psiquiátricos, mató a dos personas en un dormitorio y dos horas más tarde, en el edificio de aulas Norris Hall, dio muerte a 30 más y se suicidó.

Dos docenas de personas sufrieron heridas de bala o daños al saltar por las ventanas para huir, en un incidente que reabrió el debate en EEUU sobre la posesión de armas de fuego y la venta a personas con antecedentes de desequilibrios mentales. El ataque de Cho consumó la mayor matanza perpetrada por un solo civil en la historia reciente de Estados Unidos