Unos patronos sin pena ni gloria

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San Fernando, seis y media de la tarde de ayer. San Servando y San Germán procesionan engalanados hacia la Ermita del Cerro, lugar donde se cree que los santos fueron martirizados. Los isleños sacan su sentir cofrade a la calle para preparar la festividad de hoy en honor a los copatronos de la localidad. Cádiz, siete y media de la tarde del viernes. La ciudad celebra la misma fiesta que su localidad vecina. Sin embargo, el tono es muy diferente. La Seo acoge la función principal de los copatronos sin pompa ni boato. Una hora después termina la misa y, tras besar la reliquia de los santos, el acto se acaba, sin más. Un año más la festividad de los patronos pasa desde las Puertas Tierra hasta La Caleta sin pena ni gloria.

La Historia es caprichosa y tiende a borrar la huella de importantes personajes. Y en el caso de Cádiz, la Historia (por ser políticamente correcto en el terreno de las acusaciones) ha reseteado su mente con San Servando y San Germán. Y eso que son santos tan autóctonos de la provincia como el Selu o el Yuyu (salvando las sacras distancias).

Si para un gaditano ya es de nota saber quién es uno y otro en los triunfos de las Puertas de Tierra –San Germán es el que está a la derecha, al revés de lo habitual–, saber el día de su festividad es ya de sobresaliente. La ciudad hace años que llevó lo de la paridad hasta el ámbito sacro y decidió que con la Virgen del Rosario ya tenía bastante ¿Para qué recordar más nombres de patronos? Con uno va sobrado.

El martirio de San Servando y San Germán fue motivo suficiente para que San Pedro decidiera abrirles las puertas del cielo. Sin embargo, las negociaciones con la curia gaditana están siendo más duras. Desde hace años, las puertas de la Catedral no se abren para ellos. Se han convertido en santos de clausura. Su presencia en los festejos religiosos de la ciudad se ha limita a las dos figuritas de corcho repintado y enmohecido que decoran –hoy en día a cualquier cosa se le llama decorar– en Corpus la plaza de San Juan de Dios. Ni siquiera en su fiesta se apiadan de ellos.

Los patronos se limitan a presidir discretamente edificios de la ciudad en forma de esculturas pétreas, aunque nadie repare en su existencia. Incluso dan su nombre a un centro sanitario. Pero hasta en eso han tenido mala suerte, pocos gaditanos conocen el verdadero nombre del centro sanitario de Vargas Ponce.

Es evidente que Cádiz ha perdido la devoción por sus patronos. Y aunque la fe no necesita de artificios, nunca viene mal un pequeño aliciente. La presencia de los santos por las calles de la ciudad contribuiría a que los gaditanos pudiesen ir recuperando el aprecio perdido por San Servando y San Germán. Por lo menos para poder decir a los turistas quién es quién en las Puertas de Tierra.

El Entierro se muda de día

Habrá urna de plata este Sábado Santo, después de 40 años sin procesiones en la penúltima jornada de nuestra Semana Mayor. Los hermanos de la cofradía no son los únicos que están de enhorabuena. Los nostálgicos de la ciudad –aquellos que recuerdan las glorias de Cádiz en blanco y negro– volverán a ver a la señora de la Soledad en Sábado. Y no tendrán que esperar mucho. El hermano mayor de la cofradía, José Romero Mascareña, ya ha anunciado que el cambio será efectivo en 2010.

Habrá nueva jornada cofrade pero con una sola hermandad. Se acabaron las quinielas: el decreto del Obispado tan sólo permite que procesione la imagen del Yacente. De todas formas, los fotógrafos cofrades ya afilan sus objetivos para la gran jornada del Sábado. Una jornada que, a buen seguro, tendrá un sabor añejo. A tarde de traje de negro, incienso y merienda de pan con chocolate.