Jerez

Un aula natural y ecológica

Huerta La Yanna, en La Greduela, es el proyecto de tres mujeres que han apostado por la innovación con una granja-escuela dedicada a las plantas

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A poco más de cinco minutos del centro de Jerez, Huerta La Yanna ofrece una forma de aprendizaje y ocio diferente para escolares y grupos concertados. Se trata de un modelo que sigue el ejemplo de las granja-escuelas aunque dedicada específicamente a lo vegetal. Carmen Pérez-Aguirre, Marina Enciso y Rocío García son las tres mujeres emprendedoras que han puesto en marcha un proyecto que, como los cientos de naranjos que les rodean- ya están dando sus primeros frutos esta temporada.

«Hace un año que iniciamos la idea de trabajar con niños. Ofrecemos talleres de semillas, de plantas aromáticas y de reciclaje e intentamos que metan las manos, que toquen, huelan y sientan», asegura Marina Enciso, que vive en esta finca con su madre, Carmen, desde hace veinte años. «Llegamos aquí sin tener ni idea de agricultura y ella preguntaba a los vecinos de alrededor cómo trabajaban, qué hacía falta para tal o cual cultivo. Era una barbaridad la cantidad de productos artificiales que se utilizaban», asegura. De ahí nació el contacto de Carmen con una cooperativa ecológica de la Sierra, La Verde, y desde entonces en Huerta La Yanna no se cultiva de otra forma que respetando los procesos naturales, sin abonos químicos ni otros productos que alteren el proceso natural de crecimiento de las plantas. De hecho, cuentan con la certificación ecológica de la Junta de Andalucía después de muchos años de oficio.

Este curso han abierto su espectacular jardín familiar a las visitas de escolares y el Ayuntamiento ha incluido la actividad en el programa Jerez Educa: «Tenemos muchas ideas y ofrecemos un abanico de actividades lo más variado posible dependiendo de la época del año y de la edad», añadió Marina. Los alumnos de 3 y 4 años del colegio María Auxiliadora disfrutaron esta semana de la propuesta para despertarles la curiosidad por su entorno.

En La Greduela

Huerta La Yanna es la primera finca que hay justo al atravesar el reformado puente de La Greduela. Anteriormente, esta familia se dedicó a la producción de huevos ecológicos y a la comercialización de hierbas aromáticas: «Pensamos en darle otro uso a la finca además del agrícola», asegura Marina, que ha vivido en este lugar desde los 9 años. «He estudiado Sociología, he sido profesora de español en Berlín pero siempre me ha gustado esto. Es una filosofía de vida», aclara.

Además de haberse convertido en un trabajo para ellas y para los monitores que atienden a los niños, este proyecto supone una revalorización de la zona: «Adquiere más nombre, damos a conocer La Greduela, aparte de ser famosa por el puente. Los domingos viene mucha gente a pasear o a comprar verduras porque se valoran mucho los productos de esta tierra», añadieron.

En femenino

Las tres cabezas pensantes de este proyecto son mujeres: «Ha surgido así, no lo hemos buscado. Trabajamos bien juntas, hablamos mucho y de ahí salen muchas ideas», aclaró Rocío García, bióloga y madre de tres hijos. Además, ni que las mujeres no hubieran trabajado nunca en el campo. «Nos encargamos de todo nosotras solas, salvo alguna tarea en la que podemos necesitar algo de ayuda». Además del cuidado de los cultivos, se emplean a fondo en el diseño de los talleres, las visitas a colegios o la contratación de los monitores para las actividades.

El huerto de La Yanna tiene pimientos, calabaza, berenjenas, zanahorias, hierbaluisa, salvia, romero, tomillo o té verde, cuyos olores se mezclan a partes iguales en el aire. Para Cristina Carrero, profesora del colegio María Auxiliadora, la visita a la finca es muy positiva. «Yo puedo trabajar en clase el reciclaje pero los niños están más entusiasmados y más motivados al salir de su entorno habitual. Están aprendiendo mucho».