Carmen se siente bien acompañada por los duendes de su bar. / LA VOZ
Jerez

Un bar con mucho 'duende'

Carmen Durán abrió su bar El Duende en la conocida como avenida del colesterol con la convicción plena de que estos seres existen

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Carmen pasaba una mala racha en cuanto a lo económico. Ella, al comienzo, decía que sí. Que los duendes existían y que ya le ayudarían cuando abriera su propio negocio, pero lo decía sin gran convicción. Fue por ello por lo que accedió a llevar ella sola el bar. Las deudas llamaban a la puerta y había que buscar soluciones. El bar sería una buena solución, y más si se cuenta con la ayuda de los duendes.

Así comenzó Carmen Durán: «La historia es un poco larga; pero en resumidas cuentas, fue todo así». El local pasó de ser una heladería a un bar de desayunos y comidas. En el establecimiento, ahora, luce una guapa duendecilla que se llama Anna Ignatova y que parece que lo controla todo.

Con el paso de los meses, a Carmen se le ve mucho más convencida. Parece como si los duendecillos que pueblan los rincones del bar se volcaran con ella y le echaran una mano. Dicen los clientes que el solomillo al duende que se sirve en el local tiene algo especial. Nadie lo comenta pero todos creen que son ellos los que por la noche se esmeran en la cocina para dejar todo preparado y así, al día siguiente, los platos salgan más ricos si cabe.

Carmen sonríe y afirma que «podrá parecer una tontería, pero yo creo en estos entes fantásticos. En estos tiempos tan duros, es bonito al menos creer en fantasías».

Ya saben, en el bar El Duende, en el bloque 4 de la avenida del Colesterol, hay de todo un poco. Pescaíto frito, el famoso solomillo o el churrasco de pollo. Cuando al final de la jornada Carmen cierra el bar, los duendes se encargan del resto pero con discreción. Sin embargo, esta luchadora que cada día se emplea a fondo para sacar a sus tres hijos adelante, hace un guiño cómplice a sus duendes y se marcha a casa.