Ramos Santana abre el debate entre el Salvochea más 'popular' y el 'científico'

Un personaje convertido en héroe por los gaditanos, «separado del común de los mortales», cuya imagen ha sido «falseada y a veces contradictoria». Analizar el contexto histórico que vivió Fermín Salvochea, también apodado el «alcalde los pobres», así como aunar la concepción popular y científica de su figura son las líneas argumentales a debate que ocuparán durante tres días a un prestigioso elenco de estudiosos de su vida y obra y del siglo XIX. Una época de cambios que, según muchos historiadores, ha imprimido una profunda huella en la ciudad de Cádiz, hasta el punto de asentar libertades y problemáticas aún vigentes como son la vivienda, el paro y la conciencia social de los ciudadanos.

Organizado por la Asociación Ubi Sunt?, la Fundación Provincial de Cultura y con el patrocinio de la UCA, el VI Congreso Multidisciplinar Salvochea en la Historia arrancó ayer en Diputación de la mano del catedrático de Historia Contemporánea Alberto Ramos Santana y con una gran ausencia, la del profesor Josep Fontana. Ramos Santana abrió el encuentro con una conferencia titulada La ciudad de Cádiz en la vida de Salvochea, en la que dibujó un detallado recorrido por la Gades decimonónica y las vivencias de un joven de familia burguesa, nacido el 1 de marzo de 1842, cuya repercusión ha sido «desconocida por muchos». «Uno de los libros más relevantes sobre el político todavía no está traducido del francés», asegura el catedrático. Su madre fue pariente de Mendizábal y su padre, un comerciante de ascendencia Navarra; Salvochea acudió al colegio San Felipe Neri, «de corte conservador» y cuando todavía era un adolescente se marchó a estudiar a Inglaterra. A partir de este momento, Ramos Santana relató el desarrollo de su relación con el republicanismo y, posteriormente, con el anarquismo: «A principios de la segunda mitad del siglo trabaja como agente comercial, representando a firmas bodegueras de Jerez en Madrid. A partir de aquí se une a los círculos revolucionarios y entabla lazos con personalidades como Abarzuza, situación que traerá como consecuencia su participación en La Gloriosa».

Salvochea muere a los 65 años; «de estos, pasa 20 en cárcel y otros tantos en el exilio», dice el profesor. En 1869 se le permitiría la vuelta a la ciudad. Como alcalde, suprimió los impuestos, instauró la enseñanza obligatoria gratuita, «y cometió un pecado: vender la custodia...». En 1890, promovería las manifestaciones por la jornada de ocho horas. Tras su intervención, el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid José Ramón Díez realizó un didáctico y entretenido viaje por el liberalismo europeo.