Un ave se posa sobre la cabeza de Erdogan, el presidente turco, durante la visita que hizo este jueves a unas instalaciones medioambientales
Un ave se posa sobre la cabeza de Erdogan, el presidente turco, durante la visita que hizo este jueves a unas instalaciones medioambientales - REUTERS
TURQUÏA

¿Queda alguien que pueda hacer frente a Erdogan?

Con la salida de Ahmet Davutoglu y el esperado nombramiento de un primer ministro completamente fiel, apenas quedan voces en Turquía que puedan contradecir al presidente

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Recep Tayyip Erdogan continúa siendo el presidente objetivo y neutro que la Constitución turca establece. No obstante, pocos en el país dudan de que su poder es prácticamente absoluto, dadas las presentes circunstancias, tanto en el Gobierno como en el AKP, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (del que tuvo que salir oficialmente para poder asumir el cargo de presidente).

«No hay nadie que pueda desafiarle bajo esta estructura y con el actual clima político. Él es el presidente hasta 2019 y el máximo líder de su partido, que continuará en el Gobierno durante otros tres años si no se convocan elecciones anticipadas», comenta a ABC el analista político Serkan Demirtas.

Numerosos analistas coinciden en que la anunciada salida del todavía primer Ministro Ahmet Davutoglu

es la prueba de que Erdogan no consiente la mínima discrepancia con sus planes. Y algunos destacados miembros del AKP ya argumentan abiertamente que «la obediencia al líder es imprescindible». Melih Gokcek, alcalde de la capital Ankara, tituló así uno de sus artículos de opinión publicados en un diario pro-Erdogan. «El concepto de líder y una obediencia absoluta a este líder existe en nuestra fe, en la tradición de nuestro Estado», reza un fragmento del texto.

Mientras la justicia condena a cinco años y diez meses a Can Dündar, uno de los periodistas más mediáticos y críticos con la figura de Erdogan, el presidente trata de acelerar el proceso para transformar la Constitución y dotarse oficialmente de los poderes ejecutivos que ya ejerce en la práctica. De hecho, todo apunta a que una de las razones por las que finalmente Davutoglu fue apartado ha sido su reticencia a apoyar por completo este cambio a un sistema presidencialista.

En estos momentos el AKP tiene 13 escaños menos de los 330 necesarios para poder convocar un referéndum vinculante sobre una reforma constitucional. Más lejos (367) queda el número mínimo de diputados requerido para cambiar la Constitución directamente en el Parlamento. Así pues, los expertos no descartan la convocatoria de elecciones anticipadas en las que el partido islamista cofundado por Erdogan, que ostenta el poder desde el 2002, buscaría alcanzar una mayoría suficiente para modificar la Carta Magna sin necesitar el apoyo de ningún otro partido. Curiosamente, que Erdogan se acabe saliendo o no con la suya puede depender únicamente de otro partido.

Davutoglu no ha sido una excepción

Davutoglu no es la primera figura destacada del AKP que acaba apartada del poder por el presidente y su círculo más íntimo. El expresidente Abdullah Gül y el ex vice primer ministro Bülent Arinç ya corrieron la misma suerte con anterioridad. Algunas voces han especulado con la posibilidad de que el partido se pueda dividir o que alguno de estos nombres se oponga al liderazgo de Erdogan. Se trata de una posibilidad más que improbable, según los más conocedores de la gestión interna del movimiento islamista.

Yasar Yakis, exministro de Exteriores durante el primer mandato de Erdogan y miembro fundador del AKP, es otra de esas figuras caídas en desgracia. En su caso ha acabado incluso expulsado del partido. «No creo que estemos para nada cerca de la posibilidad de que algo así pueda ocurrir», explica a ABC sobre una posible escisión del partido. «Puede llegar, si esto continúa así, pero a día de hoy no veo que ninguno de los nombres que has mencionado vaya a tomar ninguna iniciativa».

Lo que puede frenar a Erdogan

Según este veterano diplomático y político, un empeoramiento de la situación económica es lo único que puede realmente arrebatar a Erdogan el amplio apoyo popular del que goza. No obstante, a la espera de ver cómo avanzan las finanzas del Estado, el futuro más próximo de otro partido político, el Partido de Acción Nacionalista(MHP), puede condicionar los planes de Erdogan y el rumbo que tome Turquía a partir de ahora.

El MHP, ultranacionalista y conservador, es el más cercano ideológicamente al AKP y el único partido que comparte parte de su mismo espacio político y que puede robarle votos. Tras unos pobres resultados en las elecciones de noviembre, un grupo de jóvenes diputados ultranacionalistas quiere convocar un congreso de emergencia para disputarle el liderazgo del partido a Devlet Bahçeli, que ha sido su máximo responsable desde 1997. Las encuestas sugieren que un cambio en la dirección del MHP dispararía su apoyo popular, en detrimento del AKP.

Un cambio en la dirección ultranacionalista, por tanto, podría acabar con las intenciones de Erdogan de convocar elecciones anticipadas para aumentar los diputados islamistas. Los estatutos del MHP, sin embargo, no permiten un nuevo congreso hasta 2018, por lo que los diputados rebeldes han llevado el caso a los tribunales. Bahçeli, incapaz de detener la insurrección interna, busca refugio acercándose al AKP y utilizando su misma retórica al denunciar que se trata de maniobra orquestada por el movimiento del predicador Fethullah Gülen, antiguo aliado de Erdogan y ahora su enemigo número uno.

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