Montecitorio, el palacio que hoy ocupa la Cámara de Diputados
Montecitorio, el palacio que hoy ocupa la Cámara de Diputados - REUTERS

Dos palacios, ligados a Papas y Cardenales, sedes del parlamento italiano

El Senado está en el palacio Madama, apelativo que se dio a la hija natural de Carlos I de España, Margarita de Parma, que se ganó la simpatía y el afecto de los romanos

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No hay un solo barrio en Roma o un gran palacio que escape al peso y al recuerdo de la historia. Así ocurre con Montecitorio, el palacio que hoy ocupa la Cámara de Diputados, mientras el Senado se sitúa en el palacio Madama, nombre que se mantiene desde hace cinco siglos, en recuerdo de Margarita, llamada “Madama”, la hija natural de Carlos I de España que se vio obligada a formar parte de las estrategias dinásticas y matrimoniales de la época. Italia es un sistema bicameral en el que tienen el mismo poder ambas cámaras, pero el palacio Madama, situado frente a la céntrica plaza Navona, está más cargado de historia.

En la Roma en que nacen ambos palacios el Estado Pontificio ejercita su prestigio e influencia, con franceses y españoles participando también en el reparto del poder.

Las historias de Montecitorio y Madama se interrelacionan casi desde su fundación con Papas y cardenales. En el palacio Madama comenzó a residir el cardenal Giovanni de Médici, futuro Papa León X, del que el pintor renacentista Rafael hizo un retrato (1518-1519), que constituye una obra maestra. Tras varias vicisitudes, León X recibió en herencia el palacio, nombrando después heredero a su sobrino Julio de Médici, que se convertiría también en papa con el nombre de Clemente VII.

Afecto de los romanos por Margarita de Parma

En el 1534 el edificio fue heredado por Alejandro de Médici. Y cuando éste murió en el 1537, el usufructo correspondió a su mujer Margarita de Austria, hija ilegítima de Carlos I, que se ganó en poco tiempo la simpatía y el afecto de los romanos que la llamaron “Madama”, apelativo que permaneció ligado al palacio.

Margarita de Austria, conocida como Margarita de Parma (1522-1586) vivió una historia singular. El emperador Carlos I de España y V de Alemania, casado con Isabel de Portugal, tuvo diversas relaciones extraconyugales y varios hijos naturales, aunque solamente dos, Juan y Margarita, tuvieron especial relevancia en el reinado de su padre. Margarita de Parma nació en Oudernarde (Bélgica), fruto de la relación entre Carlos I y la dama flamenca Juana van der Gheist. Fue educada por su tía – abuela Margarita, gobernadora de los Países Bajos. En 1527, después del célebre saqueo o “sacco” de la Ciudad Eterna por el ejército imperial de Carlos I, éste y el papa Cemente VII firmaron la paz, estableciendo el matrimonio entre el hijo natural del pontífice, Alejandro de Médici y Margarita de Parma, enlace que se celebró el 29 de febrero de 1536 en Nápoles. Ocho meses más tarde Alejandro fue asesinado por un primo lejano, Lorenzo de Médici. Margarita se casó en 1539 con Octavio Farnesio, duque de Parma, y desde entonces es conocida como Margarita de Parma. De este matrimonio nació Alejandro Farnesio, quien participó en la batalla de Lepanto y tuvo una destacada actuación diplomática y militar al servicio de la corona española.

Palacio Madama, residencia de Caravaggio

El palacio Madama perteneció a los Médici hasta el siglo XVIII y siguió siendo residencia de cardenales. Por ejemplo, en el 1595 el purpurado Francesco María del Monte acogió a Caravaggio, después de que el pintor hubiera vivido en locales incómodos y provisionales. El cardenal del Monte, conocido como mecenas de Caravaggio, formó una importante colección de pinturas y murió en el palacio Madama en el 1627. Después el palacio siguió en manos de los Médici y vivió su periodo de esplendor, teatro de bailes y fiestas, hasta que en 1755 fue comprado por el papa Benedicto XIV y se convirtió en palacio público del Estado Pontificio, pasando el edificio por una importante reestructuración. En años sucesivos fue, entre otras cosas, sede de la policía. El papa Pio IX lo destinó a sede del ministerio de las Finanzas y desde el 1851 acogió también las oficinas del servicio postal pontificio.

Senado del Reino

Finalmente, en febrero de 1871 el palacio Madama es elegido como sede del Senado del Reino, lo que obligó a realizar amplios trabajos de adaptación. Actualmente, en el palacio tienen su sede el Aula parlamentaria, algunos grupos parlamentarios y las oficinas de la presidencia del Senado. Esta cámara está compuesta por 320 escaños, cinco de ellos corresponden a senadores vitalicios, elegidos por el presidente de la República.

Montecitorio, Cámara de diputados

La historia del actual palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados, comienza en el 1653, cuando el papa Inocencio X encarga el proyecto a Gian Lorenzo Bernini, extraordinario intérprete del barroco, como futura residencia de la familia Ludovisi. Muerto el papa en 1655, los trabajos se interrumpieron por falta de fondos y no se reanudaron hasta 30 años después con Inocencio XII, que destinó el edificio como sede de la Curia apostólica, con los tribunales pontificios. Fue también sede del Gobierno de Roma y de la dirección de policía, convirtiéndose en el centro de la vida administrativa y judicial del gobierno pontificio. Todos los sábados los romanos acudían a la plaza frente al palacio de Montecitorio para asistir a la extracción de los números del lotto, que se gritaban desde el balcón de cara al público, según narra Stendhal en su libros “Paseos por Roma”.

Después de la unidad de Italia (1861), el palacio Montecitorio se destinó a sede de la Cámara de diputados, y a reuniones conjuntas de la cámara baja y alta del parlamento, inaugurándose en 1871. La Cámara de diputados se compone de 630 miembros.

El exprimer ministro Matteo Renzi pretendió reformar el sistema bicameral italiano, transformando el Senado en una cámara de las regiones, sin apenas poder. Pero en el referéndum del 4 de diciembre Renzi sufrió una derrota estrepitosa sobre su reforma constitucional. La victoria del NO supuso un salvoconducto casi casi vitalicio para el Senado, porque será muy difícil que vuelva a presentarse otra reforma para eliminarlo. La Cámara alta parece intocable y quedará ligada al palacio Madama, nombre que recordará siempre a Margarita de Parma.

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