El Primer ministro de Hungría, Viktor Orban, a su llegada a la cumbre de ayer en Bruselas
El Primer ministro de Hungría, Viktor Orban, a su llegada a la cumbre de ayer en Bruselas - reuters

La UE ofrece más de mil millones a Turquía para que se quede con los refugiados

Con el objetivo de frenar la llegada masiva de «sin papeles», los líderes europeos se proponen reforzar el control de las fronteras exteriores

corresponsal en bruselas Actualizado: Guardar
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La Unión Europea ha cambiado claramente el tono con el que afronta la gravísima crisis de los refugiados. Después de haber arrancado un acuerdo de mínimos para acoger y repartir entre los países miembros a un nuevo contingente de 120.000 personas, la cumbre informal celebrada ayer en Bruselas se centró en la gestión exterior del problema, en las acciones para tratar de constreñir el flujo de refugiados y, sobre todo, al reforzamiento de las fronteras exteriores.

Como dijo a su llegada la canciller Merkel, los líderes europeos quieren una «solución seria» para la crisis, y para ello es necesario ser «más activo en política exterior y ocuparse más de las causas» que de los efectos. Además de cerrar las puertas, la UE ofrece más de mil millones de euros a Turquía para que se quede con los refugiados y concede en torno a otros mil millones de euros a la ONU y otras organizaciones internacionales para que financien los campos de refugiados alrededor de la frontera siria.

La transición entre una y otra visión política ha sido tan brusca que las instituciones europeas ni se han molestado en definir pormenorizadamente los detalles del plan que pactaron este martes los ministros del Interior para distribuir a los refugiados.

La situación es tan caótica que no se sabe siquiera si hay tantos refugiados identificados en los países que han reclamado ayuda -Grecia o Italia- ni qué pasará con los más de 50.000 que se calcula que hay o ha habido en Hungría y cuyo principal anhelo es irse a Alemania.

La Comisión prometió ayer que los centros de identificación estarán funcionando ya este fin de semana, porque por ahora sin esa etapa no es posible empezar a distribuirlos. Fuentes diplomáticas revelaron que el Gobierno español había propuesto enviar una misión esta misma semana a Italia, pero que las autoridades de aquel país han pedido que esperen hasta que haya empezado a ordenar las cosas.

Donde más clara se ve la intervención de la UE es en Grecia, un país por el que entran alrededor de 10.000 personas al día. La Comisión va a ofrecer dinero a Grecia, pero en general los líderes han pedido que se atribuyan recursos adicionales para «gestionar la situación dramática en las fronteras exteriores reforzando el control de las mismas». Lo que incluye aportar más medios a las agencias encargadas de gestionar las fronteras y su seguridad, como Frontex, Easo y Europol «con equipo y personal de los estados miembros».

Uno de los protagonistas de este debate, el primer ministro húngaro Viktor Orban, señaló precisamente a la frontera griega como el eslabón débil de la crisis. «Si Atenas no es capaz de defender sus propias fronteras, tenemos que interesarnos amablemente, porque es un país soberano, para que deje que otros países lo hagan».

Orban ha levantado una alambrada a lo largo de la frontera con Serbia alegando que está obligado a ello por el tratado de Schengen y que, «si no se siguieran las normas de Schengen, la UE entera sería un caos».

Contribución de EE.UU.

El canciller austriaco, Werner Faymann, es de los que creen que hacen falta urgentemente medios económicos para que las personas que viven en campos de refugiados puedan quedarse allí en condiciones dignas y no vengan a Europa. Cifró esas necesidades en «1.000 ó 1.500 millones». Y añadió: «También EE.UU. y los países del Golfo tendrán que contribuir».

En cuanto a Turquía, el país que acoge a muchos de los campos de refugiados, la Comisión le ha ofrecido un paquete de al menos 1.000 millones de euros para los próximos dos años, aunque dentro de los fondos de preadhesión. Ankara debe aceptar este cambio en la asignación de recursos europeos, en un momento en el que sus relaciones con la UE son «delicadas».

Los países no tienen claro si están dispuestos a incluir a Turquía en la lista de «países seguros» cuyos nacionales no tendrían derecho automático al asilo, a causa de la situación de los kurdos. Pero un país tampoco podría ser considerado como candidato a la integración si no puede ser considerado un país seguro.

Merkel aseguró: «Todo el mundo siente que es importante enviar las señales adecuadas», después de la mala imagen que transmitieron los dos consejos de ministros del Interior y que es necesaria una reflexión sobre «qué podemos hacer como europeos para combatir las causas de la huida» de los miles de demandantes de asilo.

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