Asaltos sexuales en Colonia: «La mayoría de los agresores eran sirios»

Angela Merkel quiere deportar a los extranjeros que cometan delitos

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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La policía de Colonia llegó a recibir duras críticas en las últimas 48 horas por haber identificado públicamente a los agresores que violaron y robaron a numerosas mujeres jóvenes durante las celebraciones de la pasada Nochevieja como «en su mayoría norteafricanos y de origen árabe». Esta afirmación fue considerada por muchos «racista» y «tendenciosa», ya que llevaba a relacionar los gravísimos ataques con la llegada masiva de refugiados. Pero a medida que transcurren los días y se van conociendo más detalles de los hechos, la relación resulta ya inevitable. Uno de los policías que estuvo esa noche en la plaza de la estación central de Colonia y que realizó personalmente múltiples controles de identidad a pie de calle, en el marco de un operativo de seguridad pensado para prevenir ataques terroristas, ha declarado a «Welt am Sonntag» que «la mayoría eran sirios recién llegados a Alemania y solicitantes de asilo».

«Cuando les pedíamos la documentación, nos mostraban copias de su solicitud de asilo con sello de los centros de recepción de refugiados», relata el agente desde el anonimato, reconociendo que no podían hacer mucho más que eso, puesto que resultaba imposible verificar la comisión de un delito en una situación de caos generalizado. «Sencillamente pasaban demasiadas cosas al mismo tiempo y no podíamos atender a todo a la vez», admite.

A estas declaraciones se suma un documento interno de la policía: el informe presentado a sus superiores el 2 de enero, en el que consta que fueron realizados más de cien controles de identidad y correctamente identificadas 71 personas, que fueron detenidos cuatro acusados, se inició el seguimiento y se pidieron datos a la central de otros 16 sospechosos, se imputaron cargos criminales a 32 y se prestó primeros auxilios a varias decenas de mujeres. Los datos fueron documentados en el sistema interno CEBIUS del centro de control de la policía.

El documento sellado con el acuse de recibo de la dirección el 4 de enero califica la situación de «caótica y vergonzosa» y señala que los agentes temieron que se registraran heridos e incluso muertos. «Mujeres, con o sin compañía, tuvieron que atravesar verdaderos pasillos formados por los agresores –una multitud de hombres muy alcoholizados–, algo imposible de explicar», describe.

El testimonio del agente añade que la mayoría de las agresiones sexuales fueron cometidas por hombres jóvenes árabes que, desde su punto de vista, actuaban por diversión sexual y se comportaban reiteradamente del mismo modo: un gran número de hombres rodeaba y acorralaba a las víctimas y procedían a agredirla en grupo».

Aumentan las denuncias

Los acontecimientos se reprodujeron en diversas ciudades. El número de denuncias aumenta cada día y al cierre de esta edición había llegado a las 167, aunque los psicólogos consideran que los casos denunciados podrían ser solamente un pequeño porcentaje del total. Evelin, de 19 años, fue una de las víctimas de Colonia y así lo relató a la televisión alemana N-tv: «Intenté defenderme pero me sujetaban los brazos entre varios desde atrás. Recuerdo haber caído por unas escaleras… Había tanta aglomeración de gente que ni siquiera pudimos salir corriendo, y ¿hacia dónde? Nadie podía protegernos».

Sophie, de 23 años y que sufrió el ataque en el centro de Hamburgo, relata: «Apenas puedo creer que haya pasado, era como una mala película. No supe cómo reaccionar. Mi amiga solamente lloraba y lloraba en un ataque de nervios, otras amigas alcanzaron a repartir algunas bofetadas… al final queda un sentimiento de humillación… Y después de haber vivido algo así, ni siquiera la Policía nos prestaba atención. Es algo que no te pasa todos los días y que no podíamos prever. Para nosotras sigue siendo incluso ahora sencillamente inexplicable».

El impacto que estos hechos ha tenido en la sociedad alemana es tal, que incluso la canciller Merkel ha dado un giro en su hasta ahora impertérrita política de refugiados y ayer reconoció la posibilidad de dotar a la administración alemana de medios legales que permitan deportar de forma automática a cualquier extranjero que cometa un delito. «Lo que sucedió en Nochevieja es totalmente inaceptable», declaró. «Son repugnantes actos criminales (...) que Alemania no acepta. Habrá que analizar si en lo relacionado a las deportaciones se ha hecho todo lo que era necesario para dar también aquí un mensaje claro a aquellos que no desean cumplir con nuestras leyes», afirmó.

Delitos sincronizados

Una de las principales dificultades con las que se encontró la Policía esa noche fue el caso omiso que los agresores hacían a los agentes, muy especialmente si eran mujeres. Pero el gran reto que enfrenta la investigación es la comisión sincronizada de los delitos. Incluso Merkel ha reconocido que «no son solo casos aislados». «Naturalmente lo sucedido arroja interrogantes serios», ha admitido, en referencia a la urgencia de averiguar si formaban parte de algún grupo y de analizar el desprecio hacia las mujeres mostrado en tan viles actos, pero que evitó relacionar directamente con la cultura árabe.

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