Marine Le Pen, durante su visita a la Torre Trump, en Nueva York
Marine Le Pen, durante su visita a la Torre Trump, en Nueva York

La líder eurófoba, candidata confesa de la Casa Blanca

Trump se ha negado a apoyar oficialmente a Marine Le Pen, pero no ha ocultado su preferencia por ella

CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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En su opinión sobre los candidatos a la presidencia de Francia, Donald Trump se ha dedicado a amagar sin pegar. Pero tanto ha amagado, que su preferencia ha quedado clara: Marine Le Pen, la candidata de la extrema derecha.

Es imposible no escuchar los ecos de los momentos más duros de la campaña de Trump en el discurso antiislámico, antiinmigración y antieuropeísta de Le Pen. Los paralelismos en la mano dura contra el terrorismo, contra la inmigración ilegal y en los gestos amables a Rusia y a Vladímir Putin son evidentes, y Le Pen cabalga en la misma ola populista y nacionalista que provocó el Brexit y elevó a un oportunista como Trump a la Casa Blanca.

Donald Trump y su propio entorno han negado hasta la saciedad que el presidente de EE.UU.

dé su apoyo oficial a ningún candidato -lo que en el mundo anglosajón se denomina «endorsement»- algo rutinario en los procesos electorales internos, pero que es muy raro para elecciones en otros países. El antecesor de Trump, Barack Obama, habló por teléfono con el candidato centrista Emmanuel Macron, en lo que se interpretó como un espaldarazo a su campaña, pero también negó que fuera un «endorsement» oficial.

Ayer, mientras los franceses acudían a las urnas, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca y expresidente del partido republicano, Reince Priebus, lo negaba una vez más. «No, de ninguna manera», desechaba sobre la preferencia del presidente para que ganara las elecciones la líder de la extrema derecha. «Él tendrá sus opiniones sobre quién cree que va a ganar. Pero sin ninguna duda no tiene una preferencia, más allá de una persona de centro-derecha que crea en el libre mercado», aseguró en el programa de la NBC «Meet the Press».

Las palabras de Trump los días anteriores, sin embargo, mostraban algo diferente. El viernes, pocas horas después del atentado contra la policía en los Campos Elíseos de París, el presidente aseguraba que «tendría un gran impacto en la elección presidencial» de Francia, lo que fue interpretado como que pensaba que beneficiaría a las opciones de Le Pen, la que tiene un discurso más duro sobre terrorismo.

Una predicción

Ese mismo día, en una entrevista con AP, fue todavía más claro: calificó a la candidata como «la más fuerte en fronteras, la más fuerte en lo que está pasando ahora en Francia». «El que sea el más duro contra el terrorismo islámico radical, el que sea el más duro con las fronteras le irá bien en las elecciones», añadió. Preguntado sobre si era un apoyo a Le Pen, la candidata que obviamente encaja en esa definición, Trump se negó a reconocerlo. «Todo el mundo hace predicciones sobre quién va a ganar. Yo también».

Le Pen, por su parte, también ha buscado beneficiarse del inesperado éxito de Trump. Tras la victoria electoral de noviembre, felicitó al candidato republicano «por hacer posible lo que hasta ahora había sido imposible». En enero, cuando Trump todavía no había sido investido, Le Pen fue fotografiada en el vestíbulo de la Torre Trump. El equipo del presidente electo también negó entonces que se produjera una reunión entre ambos.

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