Xi Jinping inspecciona las unidades del Ejército Popular de Liberación en Hong Kong
Xi Jinping inspecciona las unidades del Ejército Popular de Liberación en Hong Kong - REUTERS

Liberados tras más de un día los 26 activistas de Hong Kong detenidos por protestar contra China

El presidente Xi Jinping pasa revista a la guarnición del Ejército Popular de Liberación, dentro del vigésimo aniversario de la devolución por parte del Reino Unido

ENVIADO ESPECIAL A HONG KONG Actualizado: Guardar
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Tras pasar algunos de ellos más de un día en comisaría, la Policía de Hong Kong ha liberado este viernes a los 26 activistas detenidos el miércoles por la noche en una protesta contra el autoritario régimen chino. Entre ellos destacaba el joven líder del partido Demosisto, Joshua Wong, convertido ya en la figura más representativa del movimiento pro-democrático en la antigua colonia británica. «Después de 32 horas de detención por desórdenes públicos, he sido liberado», publicó en su cuenta de Twitter con una foto a las puertas de la comisaría de North Point.

Allí esperaban la puesta en libertad de los arrestados medio centenar de seguidores de Demosisto y de otros grupos que reclaman plena democracia en Hong Kong, que conmemora este sábado el vigésimo aniversario de su devolución a China.

Para festejar la efeméride, la ciudad se ha blindado con una seguridad draconiana debido a la visita del presidente chino, Xi Jinping.

«Por lo general, deberían haberlos soltado, como mucho, a las doce horas de arrestarlos, pero quieren tenerlos encerrados mientras Xi Jinping está en Hong Kong», criticaba el jueves por la noche ante la comisaría uno de los miembros de Demosisto, Francis Ho. A su lado, una señora mayor con un paraguas amarillo con forma de pato recordaba las multitudinarias manifestaciones que tomaron las calles en el otoño de 2014 para reclamar sufragio universal. La Revuelta de los Paraguas, con los que los manifestantes se protegían del espray con pimienta que los antidisturbios les disparaban a los ojos, no consiguió sus demandas, pero sembró el activismo en una sociedad que, hasta entonces, pensaba más en el dinero que en la política.

Tres años después, el presidente de China llega a un Hong Kong cada vez más polarizado y donde ha surgido el nacionalismo, e incluso el independentismo, como reacción al creciente control de Pekín. Las promesas incumplidas de sufragio universal y la desaparición de editores de libros críticos con el régimen, que aparecieron en la televisión confesando sus «delitos», hacen temer a los hongkoneses la pérdida de sus libertades. Bajo el principio de «un país, dos sistemas», que estará vigente hasta 2047, esta ciudad de 7,4 millones de habitantes goza de cierta autonomía y es más libre que el resto de China, pero no se sabe lo que ocurrirá después.

Nada más aterrizar en Hong Kong, el presidente Xi garantizó este jueves «un futuro a largo plazo» para su autonomía, pero también dejó claro que no tolerará el separatismo. «Habéis alcanzado logros en asuntos como el suelo, la vivienda, la atención a los mayores y la reducción de la pobreza… Y, especialmente, en manejar constantemente una serie de temas políticos y legales, frenando la independencia de Hong Kong de forma efectiva y manteniendo la estabilidad social», alabó al Gobierno local en su discurso de llegada.

En una clara demostración de la fuerza militar china, Xi Jinping ha pasado revista este viernes a la guarnición del Ejército Popular de Liberación en Hong Kong. Ataviado con un traje «tipo Mao», como el que lució en otro desfile militar en Pekín en 2015, el presidente chino ha inspeccionado 20 escuadrones, que luego han desfilado ante él. Según informa el diario «South China Morning Post», se trata de la mayor parada militar de estos últimos veinte años, pero ha tenido lugar en el cuartel, no en la calle, y dista mucho de los grandes desfiles que acostumbra a celebrar Pekín. Además de mostrar numerosos vehículos armados y una docena de helicópteros, en la parada ha participado una nueva unidad de apoyo logístico procedente de la vecina ciudad de Shenzhen, al otro lado de la frontera con China continental. Todo un ejemplo de la integración de Hong Kong, tanto militar como política y social, que pretende Pekín.

Con todo el boato que merece la ocasión y el Centro de Convenciones de Hong Kong rodeado por 300 barricadas de dos toneladas cada una, Xi Jinping presidirá este sábado la ceremonia del vigésimo aniversario y la investidura de la nueva jefa ejecutiva del Gobierno local, Carrie Lam. En la calle, mientras tanto, los grupos pro-democráticos se preparan para manifestarse contra él.

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