Hollande, cercado por una multiplicación de crisis políticas y económicas

La moción de censura presentada ayer por la oposición vuelve a dejar al descubierto una Francia parlamentaria fragmentada y balcanizada por la gestión del presidente galo

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A menos de un año de la próxima elección presidencial, François Hollande no tiene mayoría política parlamentaria, sigue siendo el presidente más impopular de la V República, ha dividido profundamente a su propio partido y a todas las izquierdas, pero, a su modo de ver «Francia va un poco mejor».

Las izquierdas socialistas, comunistas y ecologistas no desean votar una reforma laboral que ha puesto a Francia en pie de guerra social. Entre cuarenta y cincuenta diputados de su propio partido también rechazan esa reforma, que solo es apoyada por un PS dividido y minoritario en la Asamblea Nacional.

Ante tal resistencia y oposición de las izquierdas contra el presidente Hollande, el centro y la derecha han presentado una moción de censura parlamentaria

contra el gobierno socialista, dejando al descubierto una Francia parlamentaria fragmentada y balcanizada, que se lo pensará dos veces antes de precipitar la crisis global, acompañada de elecciones anticipadas, temidas por toda la clase política.

El callejón sin salida parlamentario «solo» es la parte visible de un campo de minas políticas y sociales, nacionales y europeas.

En precampaña electoral, convencido que todavía puede ser reelegido presidente, dentro de un año, Hollande declaró días pasados que, a su modo de ver, «Francia va mejor». El mismo día, un penúltimo sondeo daba otro melancólico veredicto: entre un 80 y un 85% de los franceses tienen mala o muy mala opinión de Hollande.

Durante los cuatro años del mandato presidencial de Hollande han aparecido en Francia entre 600.000 y 700.000 nuevos parados, consecuencia dramática de un catastrófico balance en el terreno económico: más impuestos, menos crecimiento, más deuda pública.

Farolillo rojo del crecimiento

La Francia de Hollande es hoy el «farolillo rojo» del crecimiento económico en Europa, que es tres veces inferior al de España.

Tras el «choque fiscal» de la presidencia Sarkozy (2007 - 2012), con 60.000 millones de euros de nuevos impuestos, la presidencia Hollande agravó el estancamiento nacional, con un nuevo «choque fiscal» de otros 65.000 millones de euros.

La «gran reforma» laboral en cuarentena debía culminar un mandato presidencial presentando un nuevo Código laboral para el siglo XXI. Antes de llegar a ser realidad, la reforma fue desguazada, cuando la crisis política y social en curso ilumina un paisaje de ruinas políticas nacionales.

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