El fulgurante ascenso del joven profesor Trudeau en Canadá

Justin Trudeau (Ottawa, 1971), que cumplirá 44 años el día de Navidad, se va a convertir en el segundo primer ministro más joven de la historia de Canadá. La política corre doblemente por sus venas. Por parte de padre, Pierre Elliott Trudeau, primer ministro durante los años 70, y de la de su familia materna, los Sinclair, también de tradición en el servicio.

En un país en el que las sagas políticas no son tan frecuentes como en Estados Unidos, su vecino del sur, la llegada al poder de otro Trudeau ha llevado a Canadá a mirar como un buen recuerdo a su propio Kennedy. Así se le consideró a Pierre Trudeau, quine llevó las riendas de la nación con el talante moderado y modernizador que se espera ahora de su hijo.

Hay otro paralelismo con la controvertida, tan amada como rechazada, familia estadounidense. La tragedia también visitó a los Trudeau, cuando en 1998 Michel, el hermano de Justin, murió a causa de un alud de nieve en Kokanee Lake, en las montañas de British Columbia. Michel Trudeau se encontraba realizando su gran pasión, el esquí, cuando se vio sorprendido por el negro azar. Según ha relatado en alguna ocasión el que será ahora máximo dirigente de Canadá, «la tragedia fue devastadora para toda la familia». Y hablando sobre su padre, quien falleció apenas dos años después, Pierre Trudeau confesó que «tras la muerte de mi hermano, ya no volvió a ser la misma persona».

Parecido con su padre

La mayoría coincide en que una parte de su éxito estriba en el parecido con su padre, en todos los sentidos. Además de ser una persona atractiva, alta y de complexión atlética, la familia que ha creado a su alrededor Justin Trudeau también ofrece un glamour como la que rodeó a la de sus padres, la pareja Trudeau-Sinclair. Justin está casado con Sophie Grégoire, una bella modelo y expresentadora de televisión con la que ha tenido tres hijos. Amigos de la infancia, cuando se observan las fotografías de los cinco miembros, padres e hijos, resulta difícil para los canadienses no pensar en una familia ideal.

Pero no es ésta la historia de alguien que forjara su carrera desde la tierna juventud. El flamante triunfador en las elecciones trabajó como profesor de instituto, lejos de las vicisitudes políticas, hasta 2007, cuando arranca su fulgurante ascensión al lograr su escaño en un distrito de Montreal en el que el Partido Liberal contaba hasta entonces con escaso apoyo. Seis años después, recibe el apoyo para ser el nuevo líder de una formación en crisis. Dos años ha tardado en devolver la confianza.