Empleado de una gasolinera de PDVSA en Caracas
Empleado de una gasolinera de PDVSA en Caracas - REUTERS

EE.UU. destapa una red de corrupción ligada a la petrolera venezolana PDVSA

La trama habría afectado a operaciones valoradas en mil millones de dólares, en sobornos a directivos y contratas de servicios amañadas

MADRID Actualizado: Guardar
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Las autoridades de Estados Unidos han destapado una trama de corrupción vinculada con la petrolera estatal venezolana, PDVSA, que habría afectado a operaciones valoradas en mil millones de dólares. Los cargos se dirigen contra el empresario Roberto Rincón y su socio José Shiera Bastidas, ambos venezolanos con actividad en Estados Unidos, que habrían participado en concursos amañados para contratas de PDVSA y repartido miles de millones de dólares en sobornos entre directivos de la compañía. El caso viene a confirmar las denuncias que sitúan a la petrolera nacional, la principal fuente de ingresos del país, en el centro de la corrupción y el lavado de dinero operado por el chavismo. Varias fiscalías de EE.UU. investigan a Rafael Ramírez, quien presidió PDVSA durante diez años, y probablemente dictarán causas contra algunos de sus ejecutivos.

En su auto, la juez federal de Texas que se ocupa del caso de Rincón establece que la «conspiración» movilizó mil millones de dólares entre 2009 y 20014. De ellos, 750 millones pueden vincularse directamente a Rincón entre los años 2010 y 2013. En ese periodo, el dueño de Tradequip Services & Marine, empresa dedicada a servicios petroleros e ingeniería, llegó a pagar sobornos de 2,5 millones de dólares solo a una persona. El auto también le vincula con el general Hugo Carvajal, exdirector de inteligencia militar de Venezuela acusado por EE.UU. como uno de los principales agentes del narcotráfico paraestatal venezolano.

Detenidos

Rincón, de 55 años, fue detenido la semana pasada en Houston, mientras que su socio José Shiera Bastidas, de 52 años, ingresó en prisión en Florida, donde se le sigue un juicio aparte. Ambos son acusados de violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Exterior (pagar sobornos en el extranjero) y conspiración para el blanqueo de capitales.

Según la juez de Houston, Nancy K. Johnson, los sobornos eran pagados a funcionarios de PDVSA para lograr que las compañías de Rincón estuvieran entre las preseleccionadas para optar a contratos de Petróleos de Venezuela; en algunos casos, todas las preseleccionadas llegaron a ser empresas controladas por Rincón. Este también sobornó a otras personas para que concurrieran a los concursos con propuestas que en realidad no cubrían las necesidades estipuladas, y así quedarse él con el contrato.

Las autoridades estadounidenses llegaron a investigar 730 cuentas bancarias, de las cuales 108 tenían relación con Rincón. Unos cien millones de dólares de la trama fueron a parar a tres cuentas de Rincón en Suiza, aunque dado el secreto bancario suizo no puede descartarse que hayan más cuentas en ese país.

Riesgo de fuga

La juez desestimó establecer una fianza para permitir que Rincón aguarde juicio fuera de prisión, pues consideró que había riesgo de que se fugara de EE.UU. En su argumentación, la juez indicó que si bien, en condiciones normales, tener una casa en el área de Houston valorada en 5 millones de dólares, podía entenderse como prueba de enraizamiento y motivo disuasorio para una fuga, los bienes de Rincón fuera de EE.UU. –cientos de millones en bienes líquidos, además de casas en España y Aruba– le podían permitir llevar «una vida de fugitivo».

La juez destaca la relación personal del empresario con el general Hugo Carvajal, a quien EE.UU. acusa de ser un capo del narcotráfico

El auto recuerda la estrecha relación de Rincón con el general Carvajal, conocido como «El Pollo» y que llegó a ser detenido en la isla caribeña de Aruba, territorio de Holanda, en verano de 2014. Carvajal llegó a la Aruba en un avión propiedad de Rincón. Washington pidió entonces la extradición de «El Pollo», pero esta fue denegada alegando inmunidad diplomática, pues había sido nombrado cónsul venezolano en la isla. La juez no aporta detalles sobre las implicaciones de Rincón en el lavado de dinero, presuntamente procedente del narcotráfico, del que se le acusa.

En octubre «The Wall Street Journal» anunció que cuatro fiscalías federales de EE.UU. estaban investigando a PDVSA, examinando «la posibilidad de que líderes venezolanos la hayan usado para saquear miles de millones de dólares del país a través de sobornos y otros ardides». También para «determinar si PDVSA y sus cuentas bancarias en el extranjero fueron utilizadas para otros fines ilegales, incluido el manejo de divisas en el mercado negro y el lavado de dinero del narcotráfico».

Los cálculos de los investigadores indican que unos 3.000 millones de dólares, de los 15.000 millones que PDVSA contrataba anualmente en servicios y equipos, iban a parar los bolsillos de los directivos de la compañía estatal.

Los favores a Chávez

Como proveedor de equipos para plantas eléctricas y maquinaria pesada, Roberto Rincón ya se había hecho un espacio en Maracaibo, la plaza petrolera por excelencia de Venezuela, antes de la llegada de Hugo Chávez al poder. Pero a raíz del paro petrolero de 2002 y 2003, con el que la gerencia independiente de PDVSA planteó un pulso a Chávez, Rincón salió en ayuda del presidente para lograr la reactivación de la actividad. Como otros empresarios que entonces ayudaron a Chávez, Rincón se vio premiado. A partir de ahí, con una PDVSA pedendiente del Gobierno y controlada por el chavismo, fue fácil entrar en la espiral de corrupción que vino propicida por un constante aumento del precio del petróleo, que a lo largo de la era Chávez pasó de unos 10 dólares el barril a un precio superior a los 100 dólares.

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