Donald Trump y Ted Cruz, durante el debate republicano
Donald Trump y Ted Cruz, durante el debate republicano - REUTERS

Debate republicanoChoque entre Rubio y Cruz por convertirse en alternativa a Trump

Jeb Bush da muestras por primera vez en un debate de que puede aspirar a la nominación

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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El líder de la carrera republicana, Donald Trump, pasó este martes a un segundo plano. Por primera vez en mucho tiempo, el millonario neoyorquino apenas tuvo protagonismo, en una velada en la que emergió un nuevo enfrentamiento, el intenso cuerpo a cuerpo que protagonizaron los dos aspirantes de origen hispano, Ted Cruz y Marco Rubio. El quinto debate republicano, que tuvo como escenario al hotel The Venetian de Las Vegas (Nevada), fue testigo de continuados rifirrafes entre quienes aspiran a convertirse en la gran alternativa a Trump, ambos segundo y tercero en los sondeos. La otra gran noticia la acaparó el exgobernador Jeb Bush, hasta ahora irrelevante en el proceso, que por primera vez mostró hechuras suficientes para poder aspirar a la nominación, combinando críticas abiertas y sostenidas a su bestia negra, el magnate, con un discurso sólido y de potencial presidente.

Durante la disputa dialéctica organizada por la cadena de televisión CNN, que tuvo como acertado moderador a Wolf Blitzer, Rubio dio primero a Cruz por su respaldo en el Senado al fin de las medidas de vigilancia que llevaba a cabo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés), las denominadas escuchas masivas y sin orden judicial aprobadas por el anterior presidente George W. Bush. La iniciativa, que a juicio de Rubio limita ahora de forma importante la investigación de criminales como el matrimonio de la matanza de San Bernardino (California), fue impulsada por la Administración Obama para poner fin a los excesos que suponía en materia de libertades individuales. Dentro del debate sobre cómo combatir a Daesh, en un interesante cara a cara de dos de los mejores oradores de los nueve precandidatos seleccionados por la CNN en función de los sondeos, Ted Cruz contraatacó acusando a Rubio de compartir con el presidente Obama y con la aspirante demócrata Hillary Clinton la misma «política de palomitas (de maíz)», consistente en «lanzar bombas, pero en ir a destruir completamente» a los yihadistas en Irak y en Siria.

También la inmigración enfrentó a los dos protagonistas de la noche. En ese caso fue Cruz quien llevó la iniciativa cuando recordó a Rubio que participó con su respaldo en la reforma que promovió el presidente Obama para regularizar a once millones de inmigrantes, en 2013, y vinculó esa permisividad con el atentado de San Bernardino: «Cuando dejas entrar a la gente en el país, cuando el FBI no puede impedirlo, se pone en riesgo a los ciudadanos norteamericanos». Rubio replicó afirmando que los integrantes del matrimonio que segó la vida de 14 ciudadanos en el centro de rehabilitación de California «eran ciudadanos estadounidenses», por lo que volvió a poner el foco en las medidas preventivas, como las escuchas: «Nos enfrentamos al terrorismo más sofisticado que hemos conocido, y para combatirlo hacen falta nuevas herramientas, también sofisticadas». Frente a las críticas sobre inmigración, reprochó a Cruz que le criticara después de haber apoyado con su voto un aumento del número de visas y las llamadas tarjetas verdes de inmigración, algo que el senador por Texas negó repetidas veces.

El público presente en Las Vegas asistió al renacer de Jeb Bush, quien hasta ahora apenas había conseguido hacerse un hueco en la carrera. Más agresivo y consistente desde un principio, Bush mantuvo por primera vez a raya a Donald Trump, con quien mantuvo el otro enfrentamiento verbal de la noche. Aunque el millonario volvió a repetir su repertorio de que el exgobernador de Florida está «falto de energía» para el liderazgo, Bush lanzó algunas frases que hicieron mella en el neoyorquino, poco acostumbrado a que le busquen en el cara a cara: «Es el candidato del caos», «no puede ser el candidato que necesitamos» o «no puede llegar a la nominación insultando». Expresiones que introdujo en medio de un discurso en el que transmitió más seguridad que en anteriores ocasiones, especialmente a la hora de plantar cara a Daesh. Y defendió un replanteamiento de la política exterior, el envío de tropas sobre el terreno para derrotar a los yihadistas y una decidida ayuda a los cristianos refugiados en Siria.

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