Refugiados tras una verja hablan conversan con una mujer que se manifiesta contra las agresiones sexuales que se producen en la ciudad de Colonia
Refugiados tras una verja hablan conversan con una mujer que se manifiesta contra las agresiones sexuales que se producen en la ciudad de Colonia - AFP

La crisis de los refugiados revuelve a la CDU contra Europa

Medio centenar de diputados cristianodemócratas firman una carta abierta a la canciller Merkel pidiendo un cambio en la política de asilo, pero dirigen sus críticas a la insolidaridad de los socios europeos

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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La mayor parte de la CDU, el partido de Merkel, permanece callada ante el cariz que está tomando la llegada masiva de refugiados. «A cerrar la boca y a trabajar», ha zanjado recientemente el malestar Julia Klöckner, candidata en Renania-Palatinado y últimamente aficionada a sumar puntos en la carrera de sucesión. Pero 44 diputados cristianodemócratas han firmado una carta pública a Merkel describiendo lo que es una realidad innegable: «Nuestro Derecho de Asilo no establece límites de refugiados, pero nuestra capacidad de asumir refugiados tiene, de hecho, un límite que estamos ya rebasando». Uno de los firmantes del documento en Wolfgang Wosbach, nada sospechoso de revolverse contra Merkel pero que aun así abandonó a final de año sus cargos de vicepresidente del grupo parlamentario y presidente de la comisión parlamentaria de Interior para poder hablar con toda libertad.

«Hemos llegado al límite», decía el lunes ante los corresponsales extranjeros en Berlín, «no me atribuyan que no quiero refugiados en Alemania porque eso me enfada seriamente y no responde a la realidad, pero es un hecho que estamos desbordados».

Bosbach considera correcto todo lo hecho por Berlín en materia de refugiados hasta el momento y justifica con los «motivos humanitarios» la política de puertas abiertas. Además se cuida mucho de aclarar que decir esto en voz alta no es una rebelión contra la canciller alemana. «La rebelión no pertenece a nuestra cultura política, en la CDU no hacemos así las cosas. Llevo en activo desde los años 70 y solo he visto algo parecido en una rebelión en un congreso que se alargaba muchísimo y en el que exigimos que abrieran en bufet antes de terminar el orden del día precisamente por motivos humanitarios, nos moríamos de hambre», bromeaba. Pero su preocupación es seria. Y sus quejas no se vuelven contra Merkel sino contra los socios europeos.

«Creo que hay una gran distancia entre la retórica europea de la solidaridad y la realidad europea de la solidaridad», protesta, lamentando amargamente que ocho países de la UE hayan aceptado hasta ahora cifras inferiores a mil refugiados en su territorio. Uno de ellos es España. «Alemania sola no puede solucionar este problema», reconoce, «pero Europa sí puede».

El precedente de Canarias

Bosbach recuerda los problemas españoles, hace 12 años, cuando las Islas Canarias recibieron una ola de inmigración desde el Magreb. «El PP dijo estableció que Madrid no podía dejar sola a la administración de Canarias y que Bruselas no podía dejar sola a Madrid», anota, para añadir que «nosotros ahora hemos hecho muchísimo, pero no podemos forzar más la capacidad de este país».

El sábado pasado murió su padre y él lucha actualmente contra un cáncer, pero a Bosbach le parece prioritario dedicar su energía a la gestión de esta crisis antes que a cualquier otro asunto. «Es lo que me confirman muchos alcaldes, representantes municipales, jefes de partido en los diversos circuitos electorales… que una cosa es decir que hay que hacer este esfuerzo furante tal periodo de tiempo y que otra muy diferente es aceptarlo como algo indefinido», precisa. Se niega a reconocer que Merkel esté aislada. «La Comisión Europea aprueba la política de Merkel y el Parlamento Europeo aprueba la política de Merkel. Y en Alemania, si se sometiera a votación, el Bundestag apoyaría muy mayoritariamente la política de Merkel porque cuenta con os votos de Los Verdes y de la izquierda», admite, «por lo que no se puede decir propiamente que esté aislada, otra cosa es que esto no deba dar un giro urgente».

Por primera vez en meses el número de refugiados recién llegados en un día a Baviera, desde Austria, se ha situado en enero por debajo de los mil, según una portavoz de la dirección de la Policía federal de Múnich, pero ya no quedan gimnasios, edificios públicos, escuelas que no sirvan de albergues provisionales y las administraciones locales se endeudan para proveer de servicios médicos, alimentación, ropa y artículos de primera necesidad para la vida cotidiana. Se acumula una montaña creciente de solicitudes de asilo político sin resolver mientras siguen llegando más refugiados desde los destinos más dispares. «Vean este caso: un iraquí que habla italiano muy bien, porque lleva seis años viviendo en Bolonia, que se presenta en la frontera y pide asilo para acceder a las ayudas sociales. Legalmente no se le puede negar, a pesar de que no está justificado. Italia es una democracia… interesante, pero lo suficientemente estable como para no considerar que nadie corra peligro allí», ironiza. Aunque tanto de cara a Alemania como de cara a Europa, su principal preocupación no es el abuso de las ayudas sociales. «Lo que más me preocupa es que estamos perdiendo el centro político. Algo como esto no lo he vivido hasta ahora y tendrá graves consecuencias».

Bosbach resta importancia al creciente apoyo en las encuestas del partido anti extranjeros y anti europeo Alternativa para Alemania (AfD), ya con un 10% de intención de voto. «Bueno es que ahora no tienen que hacer nada más que cosechar la insatisfacción del electorado. Esa fascinación se acaba en cuanto pongan un pie en el Parlamento y tengan que empezar a trabajar. No durarán una legislatura trabajando en serio», minimiza. Le desconcierta más la actitud de Angela Merkel, a la que le une una larga y rica relación política y a la que aprecia, pero a la que confiesa no terminar de entender. «Ella está convencida de que hace lo que debe hacer. Acepta una tarea ingente que la historia le ha impuesto y no parece tener la más mínima duda. Conoce bien el malestar en el partido, pero sigue adelante. Confía su destino a Europa y yo ahí», admite, «soy más bien escéptico».

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