Cameron afronta los nuevos peligros con más gasto en Defensa

«De nuestra seguridad nacional depende nuestra seguridad económica y viceversa», proclamó ayer David Cameron en el Parlamento, un aserto que muchos «buenistas» europeos todavía no han asimilado, empezando por el propio jefe de la oposición británica, el controvertido pacifista Jeremy Corbyn. El primer ministro visitó por la mañana a Hollande para preparar una respuesta coordinada ante la crecida de Estado Islámico y de vuelta en Westminster presentó una ampliación del presupuesto británico en Defensa para los próximos diez años, que crece en 17.000 millones de euros más hasta alcanzar ahora los 253.700.

Dos nuevas brigadas de despliegue rápido de 5.000 hombres cada una, más aviones para controlar las costas, nuevas fragatas y la concreción de que se renovarán los cuatro submarinos atómicos Trident (costará 44.000 millones de euros, 8,5 más de lo previsto).

También se invertirán 3.556 millones de euros en reforzar a los servicios secretos, con 1.900 agentes más.

Cameron cambia el paso, pues en su primera legislatura metió la tijera intensamente en el presupuesto de Defensa. Era un momento de angustia económica, con el déficit disparado, nacionalizaciones de bancos y recesión. Ahora las cuentas van mejor, camino del pleno empleo, y las fuerzas armadas se tornan prioritarias tras mazazos como el de París: «El auge de Estado Islámico, la reinante inestabilidad en Oriente Medio, la crisis de Ucrania, la amenaza de la ciberdelincuencia y el riesgo de pandemias han convertido el mundo en un lugar más peligroso e incierto que hace cinco años» explicó.

Además el próximo jueves defenderá en el Parlamento su petición de ampliar los bombardeos sobre Daesh a Siria. Desde septiembre del año pasado el Reino Unido ataca las posiciones del califato salafista en Irak, pero se da la incongruencia de que no actúa contra EI en suelo sirio, pues en 2013 el Gobierno de Cameron perdió la votación parlamentaria para atacar también allí.

Libertad para laboristas

Jeremy Corbyn está sufriendo un amago de revuelta interna por sus excéntricas posiciones tras el bombardeo de París, cuando condenó que la policía disparase a matar en sus enfrentamientos con los terroristas. Ante las dimensiones que está tomando el enojo del ala moderada del laborismo, Corbyn ha cambiado de idea y finalmente dará a su bancada libertad de voto sobre la ampliación de los bombardeos a Siria, a la que él se opone.