Bélgica cierra la frontera a los refugiados expulsados de Calais

El desmantelamiento del campamento fue suspendido por un juez a última hora

CORRESPONSAL EN BRUSELAS Actualizado: Guardar
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El Gobierno belga ha comunicado a la Comisión Europea que ha decidido suspender la vigencia del tratado de Schengen en su frontera con Francia, para impedir la llegada de los immigrantes que llevan meses hacinados en la zona de Calais intentando atravesar el Canal de la Mancha. El ministro del Interior belga, Jean Jambón, ha justificado esta decisión porque «no queremos que el campamento que hay en Calais se instale en la costa belga». Las autoridades belgas dicen estar preocupadas también por «los perjuicios económicos que causaría esta situación en el puerto de Zeebrugge» de donde parten varias líneas de transbordadores hacia Gran Bretaña.

La decisión de Bélgica se ha producido a pesar de que las autoridades francesas aplazaron a última hora la operación de desmantelamiento de la llamada «jungla» de Calais, situada justo en la entrada francesa del túnel del Canal de la Mancha.

Allí se encuentran al menos 3.700 inmigrantes y eventuales demandantes de asilo según las autoridades, aunque las organizaciones humanitarias que trabajan en la zona aseguran que la cifra es muy superior.

La zona donde se encuentran los que intentan llegar a Gran Bretaña se extiende a más de cuatro hectáreas. En diciembre pasado el Gobierno francés instaló 125 contenedores transformados en viviendas con una capacidad de doce personas cada uno y cincuenta tiendas de campaña con capacidad para hasta diez personas. Teóricamente también disponen de duchas y aseos. Hasta ahora Francia dice que ha invertido 18 millones de euros para mejorar las condiciones de vida de estas personas llegadas desde diferentes partes del mundo con la intención de aprovechar cualquier oportunidad para deslizarse en uno de los camiones que cruza por el túnel. Aunque el Gobierno había anunciado su decisión de desmantelar y expulsar a los ocupantes del campo a partir de ayer mismo, un juez de la cercana ciudad de Lille dictaminó en el último momento la suspensión de esa orden y no hará público su veredicto hasta dentro de dos o tres días.

Desde hace ya un tiempo, varios grupos de inmigrantes de Calais, la mayoría afganos, sirios o sudaneses, habían intentado cruzar el Canal desde la costa belga y las autoridades de este país habían reforzado la vigilancia en la zona. Los detenidos eran devueltos a Francia.

Los ministros de Interior de los países europeos se reúnen este jueves en Bruselas, supuestamente para intentar coordinar este tipo de medidas y evitar que cada país tome decisiones unilaterales, como pidieron los jefes de Estado y de Gobierno. Se ha convocado también para el 7 de marzo la cumbre UE-Turquía al máximo nivel para intentar obtener de las autoridades turcas la cooperación necesaria en el control del flujo de refugiados que Grecia no es capaz de contener.

La OTAN en acción

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo ayer en una comparecencia en el Parlamento Europeo que los buques de la organización militar que van a ayudar a la agencia europea de fronteras Frontex y a las autoridades guardafronteras griegas y turcas no se dedicarán a devolver a su puerto de origen a las embarcaciones que pudiera interceptar y no hará «actividades policiales» en el Egeo. «Ayudaremos a las autoridades locales, es decir, a los guardacostas turcos, griegos y a Frontex a hacer su trabajo y rescataremos a la gente», en el supuesto de que «si vienen de Turquía podemos devolverles a Turquía. Esto es lo que hemos acordado y ahora estamos ultimando los detalles técnicos y legales» para ver si pueden ampliar sus actividades.

Según Stoltenberg, el grupo naval permanente de la OTAN «ya está vigilando la situación en el mar y también tienen mandato de compartir la información con sus aliados. Pero nos gustaría hacer más y ampliar nuestras actividades más allá de lo que ya nos han dado como mandato».

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