El ministro de Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, en el exterior de la residencia del embajador en Madrid
El ministro de Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, en el exterior de la residencia del embajador en Madrid - DE SAN BERNARDO
ENTREVISTA

Augusto Santos Silva: «El Brexit ha frenado el ascenso de los populismos en Europa»

El ministro de Exteriores de Portugal, de visita en Madrid esta semana, reflexiona sobre el futuro de la UE y sobre las medidas necesarias para luchar contra el terrorismo

MADRID Actualizado: Guardar
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El ministro de Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, visitó Madrid esta semana para acudir a la Feria del Libro, que este año está dedicada a su país, y para participar en un simposium organizado por la Secretaría General Iberoamericana sobre la colaboración y la comprensión entre las dos lenguas (castellano y portugués). También ha participado en un debate sobre el futuro de la Unión Europea.

Su visita ha coincidido con el atentado de Londres, en el que ningún según ciudadano portugués, según confirma Augusto Santos Silva, ha resultado muerto o herido. «Pero hay otros ciudadanos que han perdido la vida, que son víctimas inocentes. Y hay que condenar intensamente un terrorismo que cada vez utiliza procedimientos más bárbaros.

Creo que hay apenas tres soluciones para combatirlo: firmeza en la defensa de nuestros valores –nuestra civilización, nuestra democracia–; atacar las causas que conducen a la radicalización, sobre todo en los jóvenes, tanto dentro como fuera de Europa, lo que significa llevar a cabo políticas sociales y de integración, y económicas. Y en tercer lugar, que haya una mayor cooperación entre nuestra policías y entre nuestros servicios de información;y entre nuestros operadores judiciales. El terrorismo se combate en el marco del estado de derecho. No veo ninguna solución alternativa a estos tres puntos.

¿Cómo es la colaboración entre España y Portugal respecto a este tema? ¿Es fluida?

Es buena a nivel de Interior, a nivel político, de los ministros; también a nivel de las fuerzas policiales es perfecta. Lo hemos visto en el marco de la visita del Papa a Portugal, en la que ha habido una colaboración entre ambos países. También hubo colaboración cuando se trataba del terrorismo de ETA. El intercambio de información entre las autoridades españolas y portuguesas es muy fluida.

La primera ministra británica, Theresa May, ha dicho esta semana que el Reino Unido ha sido muy permisivo con el extremismo islamista. ¿Está de acuerdo? ¿Europa está siendo muy permisiva?

Cada uno de nosotros habla de sus circunstancias. Yo, como portavoz del Gobierno portugués, puedo decir que no hemos sido permisivos con el terrorismo. Lo hemos combatido, aunque en Portugal esta amenaza no se siente tanto como en otros países. Pero hemos procurado ser claros en nuestra defensa de la democracia. Afortundamente en nuestro país no hay extremismos, ni radicalización política importante. Hemos procurado implementar políticas de inclusión, respetando la libertad religiosa y también el estado de derecho y las leyes nacionales. Nuestros servicios de seguridad están muy comprometidas con la lucha contra el terrorismo. Nosotros no hemos sido permisivos.

Dentro de unos días se cumple un año del referéndum en el que el pueblo británico voto por el Brexit, ¿qué valoración hace de este año y de la relación que han mantenido la UE y el Reino Unido?

El Brexit es una mala noticia para todos: para la UE y yo creo que también para el Reino Unido. Por tanto, las negociaciones son muy complejas, y no se trata de un juego de «win to win». Se trata de que logremos controlar las pérdidas porque siempre habrá pérdidas. Para que sean lo mínimo posible, es preciso regular lo antes posible las cuestiones de los derechos de los ciudadanos europeos (los que viven en el Reino Unido, y los británicos que viven en el resto de la UE). Después hay que regular los compromisos financieros. Si esos dos acuerdos se logran será más fácil encarar la cuestión de las fronteras, y sobre todo un marco de colaboración futura entre el Reino Unido y la UE. Eso es muy importante. La salida del Reino Unido no podrá significar una menor inversión en la defensa y seguridad europea, lo que se logrará con el incremento de la cooperación de la OTAN y la UE. Su salida no podrá significar la salida del Reino Unido del marco de los acuerdos comerciales, de las inversiones, de la economía europea. Tenemos que construir un acuerdo para el futuro comercial y económico del Reino Unido y la UE. Creo que será posible.

La marcha del Reino Unido es un aviso importante para que la UE haga autocrítica sobre lo que falla en su interior...

Sí. El Reino Unido tiene razón cuando dice que es necesario un programa de desburocratización, de simplificación de los procedimientos. Hay cosas que se regulan a nivel de Bruselas, cuando no es necesario. Existe una excesiva ortodoxia de las reglas, y una excesiva incomprensión de que las reglas deben tener una aplicación inteligente. Hay puntos en los que Reino Unido tenía razón, pero no creo que la solución sea la desintegración europea, sino la reforma de las instituciones y de las reglas. Por eso es tan importante el debate abierto por el Libro Blanco del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para que se complete la unión monetaria, se reformen las instituciones del euro y que el pilar social de la unión se intensifique.

En ese Libro Blanco se plantea una Europa a dos velocidades...

Eso existe ya. Hay 19 países de la UE que tienen una moneda común, veintitantos que tienen el espacio Schengen, y hay países que están por delante de otros en referencia a la cooperación en defensa. Así que la multiples velocidades existen. Y esto es posible sin depender de la voluntad de otros países. Que no haya una lógica de exclusión de A, B y C, pero sí de decisión soberana de A, B y C sobre los ritmos que sean más adecuados para sus países, en términos de integración europea. En lo que respecta a los escenarios que plantea el Libro Blanco, para Portugal es inaceptable el número dos:que significaría retroceder en la integración. El escenario ideal es el cinco, en el que todos avanzan en la misma dirección, con el mismo ritmo, pero la combinación de los escenarios tres y cuatro –multiples velocidades y considerar en cada momento lo que es más útil de regular a nivel europeo y a nivel domestico– parece la solución más práctica.

Hace unos días usted declaraba que el crecimiento del populismo en Europa podía llegar a su fin este año. ¿Cree que el Brexit o la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. han podido influir de alguna manera en esto?

Hago una distinción. Respeto mucho las elecciones de EE.UU.. El señor Trump es el presidente que han elegido. En cuanto al Brexit, ha sido un sobresalto de la conciencia europea porque los europeos han comprendido que debían unirse más, si no la tendencia de fragmentación ganaría fuerza. Lo que hemos visto es que la respuesta al Brexit ha sido una respuesta muy unida, porque en ningún otro país se planteó la cuestión de la salida de la UE. Y ha sido una respuesta sensata, porque no se ha procurado castigar a los británicos, sino que se ha intentado encontrar con ellos una solución positiva para todos. Lo que yo observo es que en las elecciones presidenciales de Austria el populismo ha sido derrotado; en las irlandesas y francesas también. Creo que sucederá lo mismo en las británicas, las alemanas y en las italianas. Lo que será muy importante. Así que sí, la conciencia del peligro que estabamos corriendo ha frenado el movimiento ascendente del populismo, aunque no ha desaparecido.

Otro populismo es el de Venezuela, donde no cesan las protestas y la violencia. Creo que Portugal tiene previsto un plan para evacuar a sus ciudadanos si las cosas empeoran aún más...

En Venezuela hay algo menos de 200.000 portugueses registrados en el consulado, y estimamos que medio millón de personas son portugueses o luso-venezolanos. Las relaciones entre ambos países son próximas por la comunidad portuguesa, muy enraizada allí. Y también por las relaciones comerciales que mantenemos, y que se han ido estrechando durante este siglo. Pero vemos con mucha preocupación el clima político de Venezuela, la recesión económica, los problemas sociales, incluso de alimentación y medicinas. La población portuguesa que vive allí es muy vulnerable porque son comerciantes, tienen restaurantes, panaderías... Son especialmente víctimas de la violencia urbana. Por lo tanto, tenemos un canal de comunicación muy estrecha con las autoridades venezolanas, a las que pedimos que protejan el bienestar y la seguridad de la comunidad portuguesa y europea. Y evidentemente estamos preparados si fuera necesario un apoyo excepcional a los portugueses, con nuestros medios y en colaboración con las autoridades venezolanas. En este momento hay miles de portugueses, que habían emigrado, que han regresado; y otros quieren regresar. Creo que todos nosotros, europeos, estamos preocupados y preparados.

¿Qué le parece la gestión de Donald Trump, como presidente de EE.UU., y su última decisión de sacar a su país del Acuerdo del Clima de París? Una decisión que nos afecta a todos.

La consecuencia más importante es que es necesario más liderazgo europeo en las cuestiones del clima, del desarrollo sostenible y del compromiso con el multilateralismo porque la nueva administración de EE.UU. tiene una posición más escéptica con respecto a estas tres cuestiones. Yo comprendo las palabras de la canciller alemana, Angela Merkel, cuando dijo que nosotros los europeos tenemos que asumir el futuro en nuestras manos. No podemos depender siempre del tío americano o de lo que van a hacer los rusos, o de lo que los chinos y los estadounidenses van a pactar. Nosotros somos 500 millones de personas, el mayor mercado del mundo, el mayor contribuyen del mundo en ayuda pública. La economía más abierta del mundo. Por tanto, tenemos que asumir nuestras posibilidades. Pero no se trata de romper por iniciativa europea el lazo trasatlántico, aunque los americanos pasen por una coyuntura de menor implicación. Desde 1917, cuando el presidente Wilson decidió movilizar su país en apoyo de las democracias europeas, Europa ha tenido a EE.UU. como su socio principal. Y eso es muy importante, más que cada cambio presidencial. Para los portugueses, y creo que también para los españoles, nuestra posición geopolítica es muy sencilla: somos un socio europeo, vinculado al lazo trasatlántico y con puentes con África y Latinoamérica.

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