El primer ministro chino junto a Angela Merkel
El primer ministro chino junto a Angela Merkel - EFE

Merkel responde a Trump con una declaración conjunta con China

La canciller alemana y Li Keqiang han escenificado un acto de hermanamiento que subraya la importancia de las relaciones entre China y la UE

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Tras la negativa de Trump a dar pasos en la lucha contra el cambio climático y ante el giro de EE.UU. hacia una política comercial proteccionista, Merkel responde con una rueda de prensa conjunta con el jefe de gobierno chino, Li Keqiang, en las que ambos han hecho una declaración a favor del libre comercio global y a favor de acuerdos internacionales para proteger el clima. Además han avanzado importantes acuerdos en I+D que afectan especialmente a la investigación en inteligencia artificial y electro movilidad, así como en seguridad y lucha contra el terrorismo que ponen de manifiesto un nuevo nivel de entendimiento entre China y Alemania que cubrirá el hueco vacío que deja Washington.

«China asume su responsabilidad internacional», ha asegurado Keqiang, «y respetará su compromiso con el Acuerdo de París contra el cambio climático».

«Nuestras palabras tienen peso y nuestras acciones deben tener éxito», ha dicho sobre su posición ante el Acuerdo de París, que Estados Unidos podría abandonar. Merkel por su parte ha mostrado su satisfacción por el compromiso de China y ha subrayado la importancia de la cooperación entre la UE y la potencia asiática para avanzar en tecnologías limpias.

La delegación china, que ocupa cuatro autobuses, ha presentado en Berlín garantías de que mantendrá los compromisos adquiridos el pasado año con la ratificación de los Acuerdos de París contra el cambio climático «aunque la posición de otros países vaya a cambiar». «El cambio climático es un desafío mundial, ningún país puede desarrollarse fuera de esta cuestión y el Acuerdo de París mostró el mayor consenso entre la comunidad internacional», ha criticado sin citarlo a EE.UU..

Este nuevo nivel en las relaciones entre los dos países incluye decisiones políticas para reforzar los nexos económicos bilaterales y para transmitir al mundo señales positivas de estabilidad, cooperación y desarrollo, frente a tendencias contrarias al libre comercio. En su conversación con Merkel, Kequiang ha abogado por la liberalización comercial y la facilitación de las inversiones y ha solicitado el apoyo de Berlín para que el avión de pasajeros C919 desarrollado por China pueda obtener el certificado de aptitud de vuelo de la Unión Europea (UE).También ha reiterado el respaldo de su gobierno al proceso de integración europeo, al considerar que la UE constituye un socio estratégico integral.

«Mantener una Europa solidaria, próspera y estable será favorable para el multilateralismo en el mundo y el avance de la globalización económica», ha dicho, al tiempo que confirmaba que China apoyará a Alemania para la exitosa organización de la cumbre del Grupo de los 20 (G20) que tendrá lugar en julio en la ciudad de Hamburgo. A su juicio, «resulta fundamental que los gobiernos trabajen de manera conjunta en la promoción de la gobernanza económica global para lograr un crecimiento mundial fuerte, sostenible y equilibrado».

Merkel, más condescendiente con su nuevo socio en alza que en anteriores ocasiones, ha limitado en la rueda de prensa su mención a la situación de los derechos humanos en China a la frase: «también hemos hablado sobre la sociedad civil» y se ha felicitado por las florecientes elaciones comerciales entre los dos países. De esta forma, resulta evidente que Beijing se encuentra en una posición privilegiada para sacar provecho de las grandes fisuras políticas que han surgido entre Europa y el gobierno del presidente Donald Trump.

La nueva dinámica se desplegará completamente en Bruselas, cuando el primer ministro chino se reúna hoy con sus homólogos de la Unión Europea en la cumbre anual UE-China, dando lugar a un nuevo eje global basado en el poder económico. No en vano, fue la capital china la que solicitó, con cierta impaciencia, que la cumbre con la UE fuera adelantada en el calendario y tuviese lugar a principios de junio.

Sin embargo, esta relación más estrecha entre las dos gigantes economías es más fácil de decir que de hacer. La rueda de prensa ha estado plagada de intenciones y promesas, pero de pocos datos concretos. Existen grandes dudas sobre la compatibilidad de los sistemas económicos promovidos por Europa y China, así como diferencias importantes en puntos críticos, incluyendo los derechos humanos.

«El comercio debe fluir en ambas direcciones para hacer que las nuevas rutas comerciales sean tanto económicamente viables como políticamente aceptables para los países extranjeros por los que pasarán», se ha quejado Jorge Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China, en una artículo de opinión firmado en el Financial Times en el que recordaba que por cada cinco trenes completos de carga que salen de la ciudad china de Chongqing hacia Alemania cada semana, sólo uno vuelve repleto.

El ejemplo más reciente de ese desequilibrio se produjo en mayo, cuando Europa impuso un arancel especial antidumping sobre tuberías de acero y hierro importados de China. Fue una de las decenas de medidas similares impuestas en los últimos meses. Las compañías chinas, muchas de ellas propiedad del Estado, acusan por su parte de dumping de pecios en el mercado de acero a las empresas alemanas.

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