Julian Assange, durantre una conferencia de prensa en la Embajada de Ecuador en Londres REUTERS

Acuerdo para que la fiscalía sueca interrogue a Assange en la Embajada ecuatoriana

El fundador de Wikileaks, acusado de violar a dos mujeres en Estocolmo, lleva más de tres años recluido

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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Los gobiernos de Ecuador y Suecia han alcanzado un acuerdo para que la fiscalía sueca pueda interrogar en la embajada ecuatoriana en Londres a Julien Assange, el controvertido fundador de Wikileaks, acusado de violar a dos mujeres en Estocolmo en 2010. La decisión podría suponer una solución para el anómalo limbo de Assange, refugiado en la pequeña sede diplomática ecuatoriana desde junio de 2012. El activista, para unos un héroe de la libertad de expresión y para otros un pirata informático, arrastra problemas de salud fruto de su radical reclusión, pues la legación carece de jardín o patio exterior donde pueda recibir la luz solar.

Assange se ocultó en la embajada ecuatoriana, situada en la trasera de los almacenes Harrods, en el exclusivo barrio de Knightsbridge, porque temía que la justicia británica facilitase su extradición a Estados Unidos, que lo reclama por la divulgación en 2010 de numerosos documentos clasificados norteamericanos.

El Ministerio de Exteriores de Ecuador ha expresado su confianza en que pueda ser interrogado en «días venideros», aunque se cree que no ocurrirá ya hasta el próximo año. El recluso aceptó en abril la solución que ahora se ha arbitrado, que comenzó a negociarse el pasado junio entre Suecia y Ecuador. En el equipo de defensores de Assange figura el exjuez español Baltasar Garzón, apartado de la carrera por prevaricador.

Situación insostenible

La verdad es que la situación de Assange comenzaba a resultar insostenible, un engorro para todas las partes implicadas. Ecuador había advertido que no podía permanecer perpetuamente en su pequeña embajada. En Inglaterra había quejas de lo que cuesta custodiar el edificio para que no se fugue, lo que haría quedar en ridículo a la seguridad del país. El dispositivo de seguridad acumula un coste de más de 14 millones de euros. Finalmente las autoridades británicas acaban de relajar el cordón policial, retirando los coches patrullas que estaban de manera permanente frente a la sede diplomática. Por su parte, Assange sufre un calvario, que comienza a acarrearle problemas de salud. En más de dos años solo ha visto la luz 20 minutos, cuando en agosto del 2012 se asomó al balcón para dirigirse a sus seguidores.

Assange, que fundó Wikileaks en 2006, se resigna a su reclusión porque teme ser deportado a Estados Unidos, donde le aguardaría un juicio por sus filtraciones sobre las actividades militares norteamericanas en Afganistán e Irak. El presidente Correa ya ha insinuado que algún día tendrá que irse.

Assange está acusado de violación y abusos sexuales a dos mujeres durante una visita a Suecia en agosto de 2010. El activista lo niega todo y había rechazado comparecer ante la justicia en el país escandinavo. Al final, será la fiscalía sueca la que viaje hasta él para interrogarlo en Londres.

Knightsbridge, donde está la embajada, es uno de los barrios más caros de Londres. El edificio es bonito, pero las oficinas diplomáticas ecuatorianas son exiguas, no ocupan todos los pisos y carecen de jardín. Assange vive en el sótano, que se ha dividido con una cortina, con su oficina a un lado y su cama al otro. Su equipo asegura que el confinamiento le ha provocado dolencias pulmonares y cardíacas. Tras tan largo encierro, el interés ha ido menguando. Docenas de turistas entran y salen de Harrods, pero mirando hacia los ventanales donde a veces asoma el recluso solo se ve alguna cámara de prensa eventual y a tres o cuatro incombustibles simpatizantes de su causa, algunos de los cuales aseguran que acuden allí cada día desde que hace dos años.

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