Sucesos

Un conductor borracho, a la Policía: «¡Hijos de puta, me piro a mi casa, cabrones!»

Detenido en San Blas por quintuplicar la tasa de alcohol, insultar y amenazar a los agentes

MADRID Actualizado: Guardar
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Agentes de la comisaría de San Blas-Vicálvaro se las vieron y se las desearon para detener a un tipo muy violento y borracho que, además de conducir quintuplicando la tasa de alcohol, les insultó de todos los modos posibles e incluso les amenazó con autolesionarse y denunciarles por maltrato, según ha podido saber ABC.

Los hechos se produjeron a las 5.50 horas del 30 de enero, sábado. Los policías nacionales patrullaban por la calle de Movinda, cuando, a la altura del número 2, observaron cómo el conductor de un Peugeot 205 rojo golpeaba una y otra vez a un Volkswagen Golf aparcado en el lugar. La intención del sospechoso era retirar su propio vehículo, allí aparcado. Pero los efectos del alcohol le impedían hacer una maniobra correcta.

Los funcionarios se acercaron al coche, que seguía dando bandazos por doquier. Le dijeron que apagara el motor, a lo que el interpelado contestó: «No me toquéis la polla. Me voy a mi casa», siempre según la versión policial. Entonces, se bajó del Peugeot, frente a la orden de los agentes de que no lo hiciera. La siguiente respuesta fue aún más gruesa que la anterior: «Hijos de puta, que os den por culo. Me piro a mi casa, cabrones».

El lamentable estado etílico del conductor le llevó, incluso, a que se le enganchara un zapato con la carrocería, por lo que quedó descalzo de un pie. Mientras esto ocurría, el tráfico se acrecentaba en la cercana avenida de los Hermanos García Noblejas. El asunto no parecía que fuera a mejorar.

Y no lo hizo. Se negó a dar la documentación, las llaves del coche y el resto de objetos que llevaba encima: «Píllalo tú si quieres», contestó a un policía, al tiempo que se agarraba los genitales. Un gesto obsceno que repitió en distintas ocasiones.

Aquello no dejaba lugar a dudas: el sospechoso, que resultó ser un pollero y carretillero de Mercamadrid llamado Carlos Miguel R. D., de 45 años, iba borracho como una cuba. Tuvo que acudir la Policía Municipal, con un etilómetro: 1,31 de tasa de alcohol, más de cinco veces el máximo permitido (0,25). La prueba se le hizo tres veces, y el resultado no debió de satisfacer a Carlos Miguel, que les gritó: «¡Hijos de puta, meteos esto por el culo! ¡Que os jodan, cabrones!». Al mismo tiempo, tiraba las llaves y los papeles del coche al suelo.

Finalmente, lo montaron en el coche patrulla. Pero en la «perrera» (nombre con el que se conoce en el argot a la zona en que van los arrestados), comenzó a golpearse la cabeza y las piernas contra la mampara de seguridad y las ventanillas. «Me vais a joder, pues os jodo yo», empezó a amenazar. Tuvieron que llevarle al médico, aunque se negaba a apearse al grito de «¡Ahora voy a decir que me habéis tirado al suelo y me habéis pegado patadas. Que soy perro viejo y sé cómo joderos». La retahíla continuó, de camino a dependencias policiales: «Hijos de puta, os voy a arruinar la vida. Os voy a sacar la pasta. Me voy a apretar las esposas para joderos». Cuando por fin llegaron, siguió: «Aquí tampoco me bajo». Y acabó encerrado.

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