Cifuentes, a la caza del votante que «voló» a Ciudadanos

Una veintena de personas que se definieron como ex votantes del PP que en pasados comicios habían optado por apoyar a otro partido -Ciudadanos, en muchos casos-, se reunieron el pasado martes con la presidenta Cristina Cifuentes. El acto, que duró cerca de dos horas, fue un intercambio de información sobre los motivos del descontento de unos y los argumentos en favor del PP de la política.

Una charla a pleno sol -una de las asistentas sufrió una indisposición- en la terraza del Club Financiero, en la que la jefa del Ejecutivo regional estuvo con el vicesecretario de Innovación del PP y alcalde de Las Rozas, José de la Uz, y en la que se le pidió más autocrítica, y se habló del desencanto que provoca la política y del inmovilismo del PP.

Aunque en ocasiones los comentarios de los asistentes no parecían tanto de ex simpatizantes como de personas muy afines -hubo halagos a su gestión y a realizaciones concretas como el abono joven-, también se deslizaron denuncias como las de inmovilismo, las preguntas relativas a cuestiones candentes como el aborto o la maternidad subrogada.

«Sobreactuación y postureo»

Cifuentes no eludió ninguna cuestión. La presidenta del PP madrileño -que en un acto anterior había informado que en septiembre espera tener ya listo el censo renovado y real de afiliados de su partido- se refirió a su pacto con Ciudadanos -la formación a la que, sabe, se han marchado buena parte de los votantes populares «rebotados», y aseguró que no es tan tensa como se describe en los medios, aunque sí reconoció «altibajos en la relación, épocas mejores y peores» y hasta «una parte de sobreactuación y postureo por parte de ellos».

Muchos de los participantes hicieron distinciones entre el PP de Cifuentes y el PP general -algo que Cifuentes intentó evitar, sin demasiado éxito-; incluso hubo uno que habló de la «marca Cifu, lastrada por la marca PP, lastrada a su vez por la marca Rajoy», y le pidió «soltar lastre» y desarrollar proyectos ilusionantes.

Estos últimos, recordó Cifuentes, se traducen en inversiones económicas fuertes: «¡Cómo me gustaría a mí poder hacer proyectos ilusionantes! Pero no lo voy a hacer porque no tengo dinero», confesó. Como ejemplo puso el Metro: «Mis antecesores», recordó, «inauguraron muchas estaciones, pero no invirtieron lo suficiente en mantenimiento», y a ella le ha tocado reformar líneas antiguas, cerrándolas de paso para las obras. Algo siempre menos popular que los cortes de cinta, y «bastante frustrante», reconoció.

La cercanía de la líder aplacó, no obstante, muchas críticas. Falta saber si la iniciativa sirve para recuperar votos.