Oración en el colegio del Recuerdo en memoría de la joven pareja
Oración en el colegio del Recuerdo en memoría de la joven pareja - INMA FLORES

Belén y José, las dos vidas (y sueños) que atrapó el ascensor

Ella quería ser abogada y él era un experto en matemáticas; sus amigos lloran a «dos jóvenes modélicos»

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Las vidas de Belén y José terminaron de forma abrupta en uno de los dos ascensores del número 4 de la calle de los Hermanos Bécquer, en pleno barrio de Salamanca. La joven pareja había culminado la mañana de aquel martes los exámenes de 2º de Bachillerato y decidió disfrutar de uno los escasos momentos de asueto previos a la Prueba de Acceso a la Universidad junto a sus amigos en casa de ella. El desenlace del encuentro ha consternado a la opinión pública de Madrid, donde muchos siguen sin explicarse las causas del suceso y sobre todo, que la vida dos personas tan jóvenes y con tanto futuro por delante termine así, de forma tan prematura e inesperada.

Ambos tenían 17 años y estudiaron en el mismo colegio, Nuestra Señora del Recuerdo

, donde compartían promoción pero no clase, ya que cada uno seguía un itinerario de estudios diferente. Mientras Belén era una chica de letras, José era mejor con los números y, según explicaron sus propios compañeros a este diario, completó el camino educativo de Ciencias.

Los profesores, como Antonio España, el director del centro o Santiago Aguado, responsable de Bachillerato, coincidieron a la hora de calificar a los dos jóvenes como muy buenos estudiantes. «Los que todos los profesores quisiéramos tener; dos jóvenes modélicos», confesaron ambos a este diario el día después del suceso, cuando los compañeros de su promoción, compuesta por siete clases y más de 200 estudiantes, rindieron homenaje a la pareja. Allí nadie se lo esperaba. De hecho, los jóvenes alumnos aún recordaban los últimos momentos que habían compartido con Belén o José.

Tradición familiar

Ella quería estudiar Derecho y seguir así con la tradición familiar. De hecho, una de sus compañeras en la asignatura de Historia del Arte, Mercedes, contó que tenía claros los siguientes pasos a dar para cumplir su sueño: «Iba a estudiar Derecho en Cunef (Colegio Universitario de Estudios Financieros)». José, por su parte, sacaba tiempo entre los entrenamientos del equipo de baloncesto del colegio para estudiar y, además, ayudar a otros a los que les costaba más sacar adelante las asignaturas.

En el caso de José, además de deportista y buen estudiante era buen compañero porque, según revela Isabel, una de sus amigas, hasta le echaba una mano cuando lo necesitaba. «Yo soy una “paquete” en Matemáticas y él siempre me ha ayudado sin poner una mala cara», recuerda entre lágrimas. Otra de sus amigas apuntó que, como estudiante de Ciencias, no descartaba afrontar una carrera como arquitectura aunque «sólo era una posibilidad».

Belén también era una chica muy querida y Mercedes, consternada por no haber podido hablar con ella después de terminar aquel examen de Historia del Arte, sí rememora que estudió con ella momentos antes de la prueba. «Estuvimos repasando...». La joven no puede continuar el relato. Los recuerdos y la emoción le embargan. Pocas semanas antes de la tragedia del ascensor todos ellos recibieron el sacramento de la Confirmación en la misma iglesia que el pasado miércoles lloraron sus muertes.

«Aquí llevo este colgante que me lo dieron después de recibir el sacramento», explica instantes antes de depositarlo en una especie de altar con otros objetos en recuerdo de su compañera, que llegó al colegio en el tercer curso de la ESO. José, sin embargo, llevaba «toda la vida» en este colegio concertado jesuita. Era el mayor de cuatro hermanos que también habían elegido el centro para su educación.

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