De viaje con el Cela vagabundo

Un itinerario cultural pondrá en valor la literatura de viajes de Camilo José Cela a través de un recorrido por los espacios que el Nobel visitó para escribir sus preciadas guías

Cela, en 1985, en uno de sus viajes de regreso a La Alcarria ARCHIVO ABC

P. A.

Para Camilo José Cela, Viaje a la Alcarria (1948) fue su obra «más sencilla, más inmediata y más directa» . Muestra del valor literario que puede adquirir una guía de viajes, el Nobel confesó que la escritura de este libro se dilató durante apenas siete días, en los que quiso concentrarse en sus vivencias para llamar a las cosas por su nombre y trasladar al lector la realidad de los escenarios que había pisado. Sin ornamentos, sin ruido. Su recorrido por una España en plena posguerra no se concentró únicamente en los paisajes, sino que incorporó a sus gentes, a las que también analizó de fuera a dentro.

El mundo que en su día radiografió Cela ha variado sustancialmente, pero la esencia de los caminos que pisó sigue estando y es la que ahora busca revivir un convenio sellado ayer entre la Xunta, el Instituto Cervantes, la diputación de Guadalajara, y las Fundaciones Charo y Camilo José Cela. El objetivo es poner en valor la obra del literato a través del lanzamiento de un itinerario cultural en torno a la literatura de viajes . El acuerdo promocionará la biblioteca del Nobel gallego a nivel internacional haciendo hincapié en libros como Viaje al Pirineo de Lérida, Cuaderno del Guadarrama, Ávila o Vagabundo por Castilla.

Esta iniciativa viajera pasa por crear un itinerario alrededor de los espacios incluidos en la literatura de viajes de Cela que sirva para acercar sus libros a los ciudadanos, al tiempo que se da a conocer la geografía española a través de sus letras . En las intervenciones que siguieron a la firma del protocolo, el titular de Cultura y Educación, Román Rodríguez, señaló que tras la consecución del Nobel el literato gallego «se convirtió para toda España, especialmente para las regiones hermanadas por su literatura, en un referente cultural a escala global». Rodríguez aseguró, al hilo de esta idea, que para un país contar con un Nobel es un privilegio que debe ser aprovechado como motor económico y de atracción del turismo.

El director del Instituto Cervantes, por su parte, destacó la grandeza como prosista de Camilo José Cela, «insuperable», dijo, en el género del libro de viaje . Bonet afirmó que para el Instituto «la vida errante de Cela por los caminos de España» debe de ser enseñada en muchos centros de la institución en el extranjero. En este sentido, el responsable destacó la dimensión que tiene la colaboración institucional desde los puntos de vista literario y de la imagen, tras aludir al trabajo que plasmaron los fotógrafos que le acompañaron en sus viajes.

Sonrisa de añoranza

El hijo del Nobel, Camilo José Cela Conde , aprovechó su intervención para revelar que «allá donde esté se le escapará una sonrisa de añoranza en la medida en la que este documento firmado hoy supone un paso adelante en uno de los aspectos más punteros de la labor de Cela dentro de la literatura española, él inventó los libros de viajes». «Los libros de viajes de Cela consiguen convertir las personas y los propios paisajes en elementos clave de lo que podría ser exactamente igual a una novela, un cuento o el documento del viajero, del vagabundo, como a menudo se llamaba», afirmó el hijo del Nobel.

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