Trabajadores del transporte se manifiestan en Ferrol contra el plan de la Xunta
Trabajadores del transporte se manifiestan en Ferrol contra el plan de la Xunta - EFE

El transporte eleva su desafío y paralizará los autobuses a diario

Los sindicatos pasan de acordar con la Xunta a ampliar la huelga en el sector

Santiago Actualizado: Guardar
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Solo se necesitaron doce horas para que el conflicto se hiciera de nuevo protagonista en el transporte de Galicia. Las que pasaron entre dos momentos. Entre la noche del pasado lunes, cuando la Xunta y los sindicatos alcanzaron un primer acuerdo para blindar la subrogación de los trabajadores y la mañana de ayer, después de que las asambleas convocadas en las estaciones de la Comunidad refrendaran —salvo algunos votos en contra en puntos como La Coruña— ampliar la huelga del autobús a todos los días de la semana. Parálisis diaria a partir del 13 de julio.

A los representantes de los trabajadores les parecen insuficientes los avances conseguidos con la administración. Entienden que la crisis tiene varias marejadas de fondo, entre las que emerge la subrogación pero también la dotación económica del nuevo plan de rutas.

«No queremos aprobar un plan que se pan para hoy, hambre para mañana», confesó el responsable de Carreteras de Comisiones, Marcos Pérez, en conversación con ABC. Para Pérez la actitud del Gobierno sigue siendo «inamovible», especialmente en lo que respecta a la fecha de entrada en vigor de la primera fase del plan, prevista para agosto.

Los trabajadores creen que el tiempo está de su lado, que el mes escaso que resta para que entren en servicio 500 nuevas líneas es un aliciente para escalar peldaños en su desafío. «Nosotros queremos negociar todo, terminar lo más rápido posible, sabemos que el tiempo se nos echa encima pero por eso se incrementa la presión, para hablar todos los días, mañana y tarde si hace falta», añade a este diario Miguel Ángel Reboiras, uno de los delegados de UGT que ayer estuvo presente en la asamblea de Compostela.

Al detalle

La Consellería de Infraestruturas, sin embargo, se limita a no espolear la tensión ni a hacer reproches cruzados. Se limitó ayer a publicar el documento que recoge el acuerdo sellado el lunes, en el que la Xunta muestra su compromiso con el «equilibrio económico» de las nuevas concesiones, de forma que los contratistas podrán reclamar compensaciones si deben asumir más personal que el necesario para cubrir su oferta de líneas. Entiende el Gobierno que estos y otros puntos marcan un precedente, la «primera vez» que una administración regula con tanto detalle la relación entre los trabajadores, las empresas y los contratos de explotación.

Todo está sobre la mesa, que estos días echa humo. El Ejecutivo retomó, también ayer, su vía de diálogo abierta con la patronal, que se siente víctima del nuevo órdago lanzado desde los sindicatos. Las federaciones claman por una solución urgente, por que Ethel Vázquez desactive los paros —esta es ya la tercera semana consecutiva— y entre a valorar la prórroga de las actuales concesiones. Las mismas, por cierto, que las empresas llegaron a calificar de deficitarias cuando el Tribunal Supremo ordenó en marzo de 2016 tumbar medio millar de rutas y hacer caso de la ordenación que viene de Bruselas.

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