Nuria, de 34 años, es enfermera en el centro de salud de A Gudiña, Rául, de 30, está en el paro tras trabajar en las obras del ABC. La edad media en su pueblo, situado en el sur de la provincia de Orense, es de 51,5 años. En su casa, de 15. Posan para ABC con sus hijos Claudia, Samuel y Simón y su perra Tila. Mérida está en camino
Nuria, de 34 años, es enfermera en el centro de salud de A Gudiña, Rául, de 30, está en el paro tras trabajar en las obras del ABC. La edad media en su pueblo, situado en el sur de la provincia de Orense, es de 51,5 años. En su casa, de 15. Posan para ABC con sus hijos Claudia, Samuel y Simón y su perra Tila. Mérida está en camino
LAS MIL GALICIAS | LA TIERRA QUE ENVEJECE (Y IV)

Los Rodríguez Magallanes, a contracorriente

Claudia, Simón y Samuel son un oasis en el sur de Orense. En marzo nacerá Mérida, la cuarta hermana y puede que no la última

SANTIAGO Actualizado: Guardar
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Claudia, Samuel y Simón esperan impacientes a Mérida. Quedan cuatro semanas para que la cuarta hija de los Rodríguez Magallanes llegue a una casa donde «silencio, poco». Nuria no volverá a su puesto de enfermera en el centro de salud de A Gudiña hasta que vuelva a ser madre. Las mujeres gallegas suelen estrenar maternidad a los 31,2 años. La tasa de la Comunidad es muy superior a la europea e incluso a la española. Gracias a Nuria, de 34 y primeriza hace seis, ese promedio baja. Las mujeres gallegas suelen tener 1,07 hijos por cabeza, muy lejos del 2,1 que garantiza el relevo generacional. Gracias a Nuria ese promedio sube. En la recta final de su embarazo no cierra la puerta a seguir ampliando la familia.

Galicia cuenta con 20.416 familias numerosas, el 81,8% vive hoy entre las provincias de La Coruña y Pontevedra

Si Galicia se despuebla, no busquen culpables en Nuria y Raúl, su marido, de 30 años y ahora en paro tras haber trabajado en las obras del AVE, que tendrá en esta localidad orensana la puerta de entrada a la Comunidad. La edad media de este municipio es de 51,5 años. En casa de los Rodríguez Magallanes, a contracorriente, es de 15 (34+30+6+4+1 dividido entre 5). El concello de A Gudiña solo tiene un 8,1% de población por debajo de los 20 años. En casa de los Rodríguez Magallanes, a contracorriente, el 60% de sus habitantes (no contamos a Mérida), están por debajo de esa edad. El Instituto Galego de Estatística versión Rodríguez Magallanes, felizmente a contracorriente.

Nuria, con sus tres hijos, tras dar a luz a Simón hace 16 meses. En todo 2014 solo nació otro niño en A Gudiña. Son inseparables
Nuria, con sus tres hijos, tras dar a luz a Simón hace 16 meses. En todo 2014 solo nació otro niño en A Gudiña. Son inseparables

—¿Por qué tantos hijos? —preguntamos a Nuria al teléfono mientras los pequeños están en el colegio.

—Nos gustan los niños y la relación que tienen como hermanos. El vínculo que crean entre sí. Que se divierten en casa juntos. Además, la forma de educarlos es diferente a la de un hijo único.

—¿En qué cambia?

—Lo veo por compañeros de clase de mis hijos. Veo que Claudia, por ejemplo, es más responsable y generosa. No sé si es por estar acostumbrada a ceder o porque sabe que si deja algo olvidado viene el mediano y se lo puede estropear. Están acostumbrados a compartir y no lo ven como un sacrificio.

Ni Raúl ni Nuria proceden de familias numerosas. Él, natural de Viana do Bolo, solo tiene un hermano. Ella creció en la capital orensana con su madre, viuda desde joven. «Quizá por eso he querido tener una casa con bullicio». La pandilla de amigos formada por sus tres hijos se lo garantiza a diario. Porque Simón, con 16 meses, ha empezado a unirse al grupo. La vivienda de tres plantas de la familia cuenta con cinco habitaciones, pero los chavales han decidido dormir los tres en la misma. Empezó como algo casual una noche en que uno de ellos enfermó, «pero ahora ya no hay forma de separarlos».

Un sacrificio que compensa

Nuria no sabe aún si su renta le permitirá disfrutar de la Tarxeta Benvida con la que la Xunta entrega 100 euros por bebé durante un año. En 2015 sí gozaron de una ayuda estatal similar. Tan asumido tiene Claudia su rol de hermana mayor que incluso asistirá al parto de Mérida, en Verín, a 35 kilómetros. Ya lo ejerce con Samuel, alérgico al marisco. «Ella sabe cómo funciona el bolígrafo de adrenalina [que debe inyectarse el niño] en caso de necesitarlo y en el comedor del colegio está muy pendiente de lo que puede tomar o no».

—¿Y no se pelean?

—En el coche. Tenemos un siete plazas, con dos en el medio y tres atrás. La guerra continua es quién va delante con Simón. Cada día hay que turnarse, no dejan de ser niños. Pero para ser hermanos no hay muchas peleas entre ellos.

Las últimas preguntas, con un ambiente tan idílico, son obligadas:

—¿Por qué crees entonces que la gente no decide tener más hijos?

—Es muy sacrificado, sobre todo si no tienes a la familia cerca. La mayoría opta por la comodidad porque nuestra vida se dedica por completo a ellos. No tenemos esos ratos de ir a tomar un café o a cenar con los amigos. Un hijo se lo puedes dejar un día concreto a un vecino, pero cuando tienes tres...

—Nuria, ¿te da envidia no haber podido tener más hermanos?

—Pues sí, porque lo comparten todo. Sus momentos de felicidad son cuando nos duchamos los cinco juntos o la película después de cenar los viernes.

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