El paciente llegó con la mano unida por un tendón y un nervio
El paciente llegó con la mano unida por un tendón y un nervio - FOTOS: POVISA

«Pensé que había perdido la mano para siempre y me levante con ella»

Un equipo multidisciplinar de cirujanos de Povisa reimplantan con éxito el brazo a un operario de las obras del AVE

Santiago Actualizado: Guardar
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Óscar González llegó al hospital de Povisa con la mano unida al brazo por un tendón y un nervio. Como él mismo reconoció, «pensé que había perdido la mano para siempre y cuando me desperté y la vi...». Incapaz de contener la emoción en la rueda de prensa ofrecida ayer en el centro médico vigués, se deshizo en agradecimientos hacia quien fue capaz de obrar el milagro: el equipo de cirujanos que hizo posible que nada más levantarse comenzará a sentir ya los dedos. Un exitoso reimplante al que le quedan por delante horas de trabajo, de recuperación y rehabilitación, para completar la funcionalidad de la extremidad, tal y como explicó el doctor Enrique Moledo.

Rafael Otero, cirujano del servicio de Traumatología, se encargó de estabilizar los huesos y, posteriormente, el equipo de cirugía plástica y reconstrucción, con Enrique Moledo y Beatriz Postigo al frente (utilizando las técnicas más avanzadas de microcirugía), procedieron a «reconectar» los vasos sanguíneos y, finalmente, los nervios y tendones.

Fueron más de siete horas de operación, como explicaron los propios facultativos acompañados por el director asistencial del hospital, Luis Geremías, y por el propio paciente, que quince días después se puede calificar de «un nuevo hito dentro de la ya dilatada historia de Povisa —hospital de referencia en Galicia para intervenciones complejas de brazo y mano— en el ámbito de la cirugía reconstructora y los reimplantes».

Estado del brazo tras más de siete horas en el quirófano
Estado del brazo tras más de siete horas en el quirófano

Y clave para este final fue la actuación no solo de los sanitarios que atendieron a López en Laza-Cerdedelo (Orense), en el lugar en el que las palas de una amasadora de hormigón le seccionaban el brazo, sino la propia actuación de este operario de las obras del AVE gallego, tal y como se puso ayer en valor. Esto contribuyó a que el joven de 32 años estuviese en el quirófano tan solo dos horas después de sufrir el accidente el pasado 23 de marzo.

Según explicó Moledo, el personal de las ambulancias cuenta con conocimientos de cómo se deben trasladar los órganos amputados, por lo que se contrarrestó con «acierto» la complejidad de la sección del brazo y la «suciedad de la herida». Según explicó el doctor, el órgano amputado no debe nunca ponerse en contacto directo con el hielo, sino envuelto en gasas o en una bolsa. «Como si fuera un mal sueño —relató el propio González—, todo ocurrió muy rápido», dijo para señalar que lo último que recuerda antes de que le pusieran la anestesia es una charla con el propio doctor Moledo en la que le dijo: «Haz lo que puedas».

Superada la fase de posible infección, González irá recuperando poco a poco la sensibilidad de la mano, aunque tendrá que someterse a nuevas intervenciones quirúrgicas, de menor entidad, y afrontar un largo periodo de rehabilitación para recuperar la movilidad completa.

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