Ferrol respira

Está siendo una legislatura desastrosa para Ferrol, con un gobierno municipal maniatado por la incapacidad de su alcalde y la minoría que representa en el pleno. Poco o nada se puede esperar de la Plaza de Armas, porque el bloqueo institucional parece instalado de manera crónica. Todo lo que dependa del Ayuntamiento está condenado a acabar en vía muerta. Por eso, cualquier halo de esperanza debe llegar procedente de otras administraciones.

El nombramiento de García Vilasánchez como presidente de Navantia es, sin duda, la noticia del año en Ferrol y su comarca. Izquierda y derecha la saludan con un moderado optimismo, porque la clave de su éxito estará en devolverle al astillero ferrolano su futuro sin que eso le abra un enfrentamiento con el poderoso lobby gaditano, ante el que claudicaba con excesiva facilidad el anterior —y nefasto— presidente de la compañía, José Manuel Revuelta.

Tanta paz lleve como gloria deja tras de sí. Su gestión fue tóxica para Ferrol.

Detrás del nombramiento de García Vilasánchez haríamos bien en ver influencia política. Porque no es casual que se elija para presidente de la empresa pública a alguien curtido durante años en la ría de Ferrol. Cuando algunos quieran medir el peso de Feijóo en el Gobierno de España, que no se limiten a contar partidas presupuestarias. Hay decisiones que no se pueden monetarizar: son incalculables. Bienvenido sea.