Un alcalde con superpoderes

Es divertido por no emplear otro término escuchar a los políticos decir que importante es que los ciudadanos vuelvan a confiar en ellos. Cuanto se esfuerzan por recuperar la credibilidad perdida después de tantos años de desastres y deshonra de los votantes que no los ciudadanos. Y después de todo eso, aparece Echávarri, si parece un chiste.

Erase un hombre a un sillón pegado. Doblemente procesado, abandonado a su suerte por casi todos los suyos, Nadie en su partido con un rango mínimo quiere aparecer en una foto con él, y lo demuestran. Pero a Echávarri le da igual. Parece haber sido llamado para una misión, que no vuelva el PP, es al menos lo que proclama. Se sacrificará por tan noble causa, no lo hace por él, ni por el partido, ni por Alicante , lo hace por una causa, la suya. En esta semana ha afirmado sentirse perseguido por la Fiscalía, y aunque dice estar cansado , puede con todo, debe tener superpoderes.

Como espectáculo, creo que ya ha estado bien, pero lamentablemente para el alcalde ha llegado el momento de tomárselo en serio. Adoptar esa actitud, pasa por que hoy mismo y de la manera más contundente posible su partido no pida, le ordene que se vaya y abandone este sainete. Ni el PSPV ni Ximo Puig se pueden permitir que Echávarri, doblemente procesado , explique un día que para irse 15 concejales apoyen a su candidata, que al siguiente afirme que han de ser más de 15, y que como no lo vea claro, se queda y vigila el fuerte le habrán juicio oral, o venga una nueva glaciación.

Y para cerrar está lo de la doble moral. Resulta que te has tirado años y años exigiendo cabezas a la primera imputación cuando los que desfilaban eran de otro signo político. Lo ha hecho Echávarri y lo ha hecho de manera desmedida su partido. Pidieron limpieza y pulcritud, al tiempo que se presentaron como adalid de la transparencia. Ahora cuando te procesan a ti, es una persecución y la fiscalía, la misma que se ha llevado por delante a rivales, actúa en este caso al dictado político. De Echávarri no esperaba más, de Ximo Puig sí.