La independencia, un riesgo para las infraestructuras de Cataluña

El corredor mediterráneo y la mejoras en puertos, aeropuertos, trenes y carreteras se verían afectados por la bajada de inversión

El aeropuerto de El Prat, el pasado verano INÉS BAUCELLS

A. C.

Las quejas por unas infraestructuras deficientes son habituales entre los sectores independentistas y su sustancial mejora con la independencia es uno de los puntos del argumentario soberanista, que a la práctica es más que dudoso. De hecho, la separación de Cataluña y España podría acarrear problemas a ambas partes por ser la comunidad autónoma un punto estratégico en el corredor de conexión con Europa, pero en todo caso, la gran perjudicada en este caso sería Cataluña.

Los independentistas argumentan que, por fin, podrían autogestionar sus carreteras, aeropuertos y trenes, con lo que aseguran que ganarían en eficiencia y servicio, con lo que acabaría ganando la competitividad empresarial catalana. A la práctica, sin embargo, los soberanistas se olvidan de que para tener unas buenas infraestructuras hacen falta inversiones. Puertos y aeropuertos de la zona se han sufragado, y mejorado, con dinero del Estado.

A día de hoy, el Puerto de Barcelona, que sigue a la espera de mejoras en sus accesos, depende de las inversiones de Fomento. El servicio de Cercanias es otro de los aspectos con los que los independentistas han hecho más campaña. La transferencia de la gestión a la Generalitat fue una histórica reivindicación del gobierno catalán , incluso de antes de que se reconvirtiera al indpendentismo.Con o sin cambio de amos, las aportaciones estatales son fundamentales para que el servicio pueda incorporar las mejoras que los independentistas ansían.

Además, los 349 kilómetros de AVE en Cataluña, ya totalmente ejecutados, también quedarían a expensas de las aportaciones para su mantenimiento periódico. En el mismo ámbito ferroviario también habría la gran duda sobre la puesta en marcha del corredor europeo ferroviario, una pieza crucial para la economía española y catalana que, aunque a trompicones, está consiguiendo tirar adelante gracias a la invrsión del Estado.

El aeropuerto de El Prat, en Barcelona, y el resto de instalaciones aeroportuarias catalanas también sufrirían las consecuencias. Este mismo verano, el centro barcelonés ha necesitado la ayuda de la Guardia Civil para resolver conflictos –en este caso, laboral y que ponía en riesgo la seguridad de la terminal– y sin la benemérita la imagen internacional de El Prat podría haberse visto seriamente perjudicada.

En cualquier caso, y pasando por encima de cualquier otra consideración, la Generalitat plantea asumir la titularidad de las grandes infraestructuras en manos del Estado en caso de secesión . En la Ítaca independentista, los trenes llegarían a la hora y nadie perdería un avión.

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