Joan López - Tribuna Abierta

La CUP como síntoma y antídoto

La CUP es nuestro Poltergeist, un monstruo que hemos alimentado como en Parque Jurásico y ahora devora primero a los que lo han alimentado, CDC y ERC

Joan López
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Una plataforma subvencionada por la Generalitat –en realidad sin subvención no existiría– ha desarrollado una APP por la que se puede señalar a aquellos comercios que a criterio del consumidor no le atiendan correctamente en catalán.

Faltará pintura digital para esta modalidad de noche de los cristales rotos, donde la estrella de seis puntas se substituye por un tic en el comercio no lingüísticamente puro.

La aplicación abarca la Comunidad Valenciana, parte de Aragón, Catalunya, Baleares y el Sur de Francia. En total 1,5 millones de comercios están sujetos a esta forma de inquisición lingüística. Nadie escapa al escrutinio del totalitarismo digital: ni tan siquiera los súpers regentados por paquis que abren 24 horas.

¿Qué hará el subvencionador con los comercios señalados? ¿Multarles? ¿Cerrarles? ¿Qué pasó por la cabeza del que dio la subvención?

En realidad esta APP es un síntoma de un tipo de una patología muy nuestra: la cupología. Esta patología tiene varias manifestaciones. Que no me gusta la ley, pues nada, me retiro de Parlamento (Laia Reguant dixit). Que no me gusta lo que propone un partido democrático –que por cierto tiene más votos que ellos– como el PP, pues nada, organizo un escrache en su sede encabezado por sus líderes, David Fernández y Ana Gabriel, nuestros Kim a la catalana.

La CUP es nuestro Poltergeist, un monstruo que hemos alimentado como en Parque Jurásico y ahora devora primero a los que lo han alimentado (CDC y ERC) y luego pretende imponer su régimen de telúrico al conjunto de la sociedad.

Los padres del monstruo no aprenden: da igual que se hayan cargado a Artur Mas, que le tumben presupuestos a Junqueras, que pintarrojeen sedes de CDC, asalten universidades o amenacen a Secretarios de Universidades …. Los creadores de la CUP ahí siguen, siempre dándole cariño, tal como hacía Vito Corleone con su psicopático primogénito Sonny.

Los segundos, el resto de la sociedad, hemos generado, afortunadamente más anticuerpos. En realidad la CUP es un magnifico oftalmólogo para gran parte de la sociedad catalana: sirven para, viéndoles actuar, para abrir los ojos a muchos que su futura República se parecía más a Albania que a Estados Unidos.

La CUP es como los antibióticos: virus y antídoto.

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