Leopoldo Pomés, en una imagen de archivo
Leopoldo Pomés, en una imagen de archivo - Juan Carlos Rangel

Al hedonismo a través del pan con tomate

El fotógrafo y publicista Leopoldo Pomés reedita su célebre «Teoría y práctica del pan con tomate»

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Explica Leopoldo Pomés (Barcelona, 1931) que uno de sus pequeños grandes placeres semanales es prepararse un ágape a base de pan de molde endurecido; pan generosamente untado con tomate y regado con un buen chorro de aceite. Completan el bodegón una tortilla francesa de un huevo y una mesa plegable en la que no faltan paquete de tabaco, mechero y cenicero. «En ese momento estoy convencido de que no hay nadie más feliz que yo a cincuenta kilómetros a la redonda», asegura el fotógrafo, para quien el gozo y la gastronomía siempre han ido de la mano.

«Ahora estoy escribiendo mis memorias y me doy cuenta de que una de las cosas importantes en mi vida es el hedonismo. Soy hedonista desde la punta de los pies», reconoce Pomés, quien recupera el amor por los placeres sencillos y su pasión por el pan con tomate con una actualización de «Teoría y práctica del pan con tomate», libro que publicó en 1985 y que Tusquets reedita ahora coincidiendo con su XXX aniversario.

En el libro, que llega acompañado por nuevas ilustraciones de Juliet Pomés, hija del autor, el también publicista propone setenta recetas con el pan con tomate como base, desglosa en qué ocasiones es conveniente (y en cuales no) abalanzarse sobre una buena rebanada teñida de rojo, muestra la manera óptima de prepararlo y trata de explicar por qué el mundo no se ha rendido a uno de los iconos de la gastronomía catalana. «Los catalanes somos demasiado serios y no tenemos sentido del humor. Si la pizza fuese catalana no sería famosa», asegura.

La receta «ortodoxa» del pan con tomate, tal y como aparece en el libro
La receta «ortodoxa» del pan con tomate, tal y como aparece en el libro - ABC

Desarmado ante las virtudes «estéticas, prácticas y redentoras» del pan con tomate, el fotógrafo celebra un enamoramiento que se remonta a las tardes en que su madre le preparaba la merienda en su piso de la calle Bruc y abomina de todas aquellas prácticas que impliquen rallar o trocear el tomate o utilizar un pan inadecuado.

«Hasta el más mínimo detalle de la comida es importante. El apetito, la compañía, las materias primas, el esmero en toda la realización, la alegría y el placer», escribe Pomés en esta nueva edición que incluye también un prólogo de David Trueba y una ligera corrección en un de los ingredientes esenciales: el pan.

Y es que si hace tres décadas el escogido era el de payés de kilo, con esta revisión Pomés se rinde ante el pan de coca. Cualquier cosa con tal de mantener en lo más alto el listón del hedonismo y el disfrute culinario. O, ya puestos, para seguir combatiendo el desencanto a través de los placeres sencillos.

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