Nutrición: alimentos que curan

Los alimentos funcionales naturales, como las nueces, el tomate, el atún o el salmón, tienen importantes propiedades terapéuticas y sobre todo preventivas para evitar la aparición y el posterior tratamiento de muchas enfermedades. Conscientes de ellos, y avalados por numerosos estudios, los expertos recomiendan la ingesta casi diaria de este tipo de alimentos.

Recientemente, la Asociación Diabetológica Salmantina, en colaboración con Nueces de California, ha desarrollado un taller en la que la experta del Hospital Universitario de Salamanca, Maritina Sánchez, ha abordado la «necesidad de ingerir este tipo de vegetales y pescado, principalmente». La experta sanitaria ha subrayado la importancia de que los pacientes, sobre todo, los crónicos incluyan en su dieta diaria este tipo de sustancias, ya que «no sólo es importante una dieta equilibrada, sino que en ella incluyamos los que se han venido a llamar como alimentos funcionales naturale».

Sánchez reconoce que en los últimos años la población «está mucho más concienciada con este aspecto, nos gusta cuidarnos, que se nos note y somos más exquisitos a la hora de elegir lo que comemos», pero a la vez, resalta que existe «mucha más controversia sobre lo que es bueno para nuestro organismo o no, y han salido un montón de alimentos funcionales que no son naturales, sino preparados y que aunque tengan muchos beneficios, nunca podrán ser igual que los naturales».

30 gramos de nueces

Entre estos alimentos, la experta destaca las nueces, recomendando una ingesta diaria de unos 30 gramos de este fruto, lo que equivaldría a unas siete piezas. El desayuno, a media mañana o la merienda son los mejores momentos para consumir estos frutos secos, e incluso antes de acostarse.

Entre los pacientes a los que va recomendado este fruto se encuentran los diabéticos. En la actualidad en Castilla y León hay más de 200.000 personas afectadas por esta patología, lo que representa el 8% de la población de esta comunidad. Una dieta adecuada, junto con ejercicio y la medicación «son los tres pilares fundamentales para el tratamiento de la diabetes», tal y como destaca la presidenta de la Asociación salmantina, Belén Bernal, para quien las charlas de especialistas sobre alimentación «son fundamentales para pacientes como los nuestros».

Las nueces pueden ser un aliado «perfecto», según Sánchez, para la prevención de la diabetes, sobre todo la de tipo II. La investigación científica ha demostrado que una dieta rica en ácidos grasos omega-3 podría reducir en un 55% la probabilidad de tener este tipo de diabetes debido a su efecto antioxidante y anti-inflamatorio.

Este fruto seco es el único con una cantidad significativa de estos ácidos esenciales que el cuerpo humano no puede producir, lo que convierte a las nueces en un ingrediente perfecto para añadir a la dieta de un diabético. Además, está demostrado que incluir nueces en una dieta baja en grasas mejora el colesterol bueno en pacientes con Diabetes tipo 2.

Hábitos saludables

Una gran proporción de los casos de diabetes se podrían prevenir, afirma la experta del Complejo Hospitalario Salmantino, con el mantenimiento del peso normal, la realización de actividad física periódica y una dieta sana, sobre todo la de tipo 2. Por esta razón, la promoción de hábitos saludables en la elección de los alimentos que se ingieren resulta clave para combatir esta enfermedad en un país como España, donde actualmente un 65,6% de la población tiene sobrepeso, un 26,5% obesidad y un 33,4% es físicamente inactivo.

Sánchez recuerda que, «son ya muchos los estudios que han demostrado que las nueces contribuyen a prevenir los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, como la diabetes o la hipertensión arterial, así como a reducir el riesgo de padecer cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer».

Tanto la responsable sanitaria, como la presidenta de la Asociación Diabetológica Salmantina coinciden en subrayar que es importante dar a conocer todos los avances tanto de nuevos fármacos y avances científicos como alimenticios. «Cuanto más conozcan los enfermos sobre sus dolencias y las posibilidades que hay de tratamientos y dietas, más controlados estarán y esto repercutirá en una mejora de su estado y de su enfermedad», destaca Sánchez.