Dobles primarias

Integrar (el domingo le dimitió el primero), coser la fractura, cambiar traidores por leales y pensar (?) un modelo de partido son tareas pendientes para Pedro. Todo a un tiempo no resultará fácil para el bifronte Sánchez, del que cada día salen más datos de su mendacidad. Esto de puertas adentro. Hacia fuera, el cambio de ponencias para el inminente congreso general, lidiar con los congresos regionales y provinciales, y, sobre todo, continuar con el agit-prop de militantes y sindicatos en la calle, porque cuando estos se desinflen adiós Pedro. En Castilla y León el panorama congresual y de renovación de cuadros está muy claro con el respaldo del 53% de los militantes: a la presidenta del partido le quedan días; al senador del PSOE (el ínclito López) semanas porque Pedro le cocerá a fuego lento, si no dimite antes; los secretarios provinciales, perdedores todos menos Muñoz en Ávila, mejor si ofrecieran su cabeza antes de ser defenestrados por la militancia; y al vacilante Tudanca, quizá le quede la oportunidad de ser el secretario títere si, por persona interpuesta, es capaz de montarle broncas a Herrera, porque su trayectoria en la oposición es pobre, blanda y desafortunada, y si le calienta la silla a Puente, triunfador del domingo.

Las primarias del PP en Valladolid han mostrado que Mañueco es menos sagaz de lo presupuesto: Que con Carnero no se lleva es un hecho fehaciente; que Carnero no será capaz de resucitar al PP de Valladolid una sospecha plausible; que Borja García no era el idóneo y que perdería, una evidencia. ¿Por qué entonces ha jugado tan mal en Valladolid? Falta de información y exceso de confianza, me dicen. Ahora le tocará echar bálsamo, pero las heridas serían menores si la apuesta no hubiera sido Borja.