Amaya Cepa, autora de la tesis, entrevistó a más de un centenar de niños
Amaya Cepa, autora de la tesis, entrevistó a más de un centenar de niños - R. O.
EDUCACIÓN

Asignatura pendiente: educar las emociones

Una tesis doctoral leída en la Universidad de Burgos desarrolla un programa de educación emocional para niños de Infantil

BURGOS Actualizado: Guardar
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se pueden enseñar y aprender las emociones? ¿Es posible medirlas? Amaya Cepa ha desarrollado en su tesis doctoral un programa de «EMO-ACCIÓN» para niños de Educación Infantil y su propio sistema para evaluarlo. La experiencia con 123 niños de entre 4 y 5 años ha sido positiva. Ahora seguirá trabajando para conseguir que la educación emocional se vaya integrando en las aulas.Favorecer el desarrollo de las emociones, identificarlas y desarrollarlas, trabajar la empatía con otras personas o aprender a afrontar los tiempos de espera o controlar la impulsividad son algunos de los objetivos de la tesis doctoral de Amaya Cepa dirigida por Davinia Heras en la Universidad de Burgos.

Amaya Cepa defiende la importancia de «apostar por las emociones» desde las edades más tempranas, que es el momento en el que se va formando la personalidad de los niños.

En este sentido, explica que la educación emocional es algo que se está empezando a desarrollar en los últimos años, pero hasta ahora no existía un método «sistematizado» para abordarla en las aulas con los más pequeños.

Por eso, el primer paso fue diseñar el programa pero, además, debía probarse con alumnos reales y evaluar su efectividad. De este modo, la tesis abarca todo el proceso y sus conclusiones se presentan, aprovechando las nuevas tecnologías, en una tablet que sustituye al tradicional libro.

Una mascota bautizada como «emo-acción», la creación de un «rincón de las emociones» en el aula y juegos con los que identificar y trabajar aspectos como la empatía son algunas de las claves de este modelo de educación que se aplicó en varias aulas con un total de 123 niños.

Novedades

Entre las novedades del programa se incluye también un «emómetro» donde cada niño le ponía a su fotografía un emoticono de alegría, tristeza... De este modo gráfico, los pequeños expresaban sus emociones, lo que servía de base a los profesores para poder desarrollar distintas acciones educativas.

Amaya Cepa señala que «las emociones son algo complejo pero también se pueden medir». En este sentido, su directora de tesis explica que, hasta ahora, no existía ninguna escala emocional para «niños tan pequeños», por lo que han tenido que crearla. A través de dibujos y fotografías en los que se les muestran distintas expresiones faciales, de la risa al llanto, y situaciones de la vida cotidiana como perder un globo o una mancha en el vestido se estudian sus reacciones.

Cambios positivos

Para evaluar el programa que ha elaborado, antes y después del desarrollo de las actividades de educación emocional, Amaya Cepa realizó una serie de entrevistas a los niños para aplicar la escala de emociones, lo que le permitió avalar la efectividad del mismo.

Esta doctora de la Universidad de Burgos se muestra «satisfecha» con los resultados ya que se «obtuvieron cambios positivos y significativos en el reconocimiento de emociones, la regulación emocional, el control de la impulsividad, el enfado y los tiempos de espera o la empatía hacia los familiares y hacia otros niños», entre otras cosas.

Juegos y emoticonos sirven para identificar emociones

La experiencia ha servido para demostrar la efectividad del programa «EMO-ACCIÓN» en el aprendizaje de las emociones, que Amaya Cepa considera «fundamentales» en el desarrollo personal de cada niño, también en los que tienen necesidades educativas especiales, ya que favorecen las relaciones sociales y pueden incluso influir en el rendimiento académico cuando se aprende a controlar el tiempo o la frustración.

Tras años de trabajo, la presentación de la tesis doctoral es para Amaya Cepa y su directora, Davinia Heras, un punto y seguido. Ambas señalan que piensan «seguir trabajando» en esta materia y apuestan porque la educación emocional se convierta en un elemento clave a lo largo del aprendizaje con un sistema en «espiral» que vaya creciendo desde la Educación Infantil al mundo adulto.

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