Rafael Catalá ha sido ministro de Justicia durante la última legislatura
Rafael Catalá ha sido ministro de Justicia durante la última legislatura - Francis Jiménez

Entrevista a Rafael Catalá«No estaría mal un gobierno donde tuviéramos que hacer un ejercicio de diálogo»

El ministro de Justicia en funciones y candidato del PP por Cuenca apuesta por «modelos de coalición que son muy normales en Europa» y que en España «todavía no hemos experimentado»

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En septiembre de 2014, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy propuso que Rafael Catalá Polo (Madrid, 1961) sustituyera a Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia. Con esta designación, Catalá culminó una carrera en la administración central que había empezado 26 años antes, cuando fue nombrado subdirector general de Ordenación y Política de Personal del Ministerio de Sanidad. Antes de ser ministro, también fue director general, subsecretario y secretario de Estado, y en las próximas elecciones aspira a salir, al menos, elegido como diputado.

—¿Por qué los jueces son los profesionales peor valorados por los españoles, según el CIS?

—Tenemos un sistema de justicia independiente y compuesto por magníficos profesionales. Si la percepción social no es tan alta como queremos, es porque tenemos muchas cosas que mejorar: la agilidad, ser más cercanos...

—España es el tercer país de la UE con menor tasa de jueces por habitante. Sin embargo, hace cinco años se ofertaban 400 plazas por oposición y este año han sido 100. ¿No le parece una contradicción?

—Con todo el respeto, esos datos no son correctos, porque la comparación que hace la UE no es homogénea. Por ejemplo, en España tenemos a los jueces de paz, que no se computan, como tampoco a los más de 4.000 letrados, los antiguos secretarios judiciales. España tiene en torno a once jueces por cada 100.000 habitantes, y este dato es muy similar al de países como Francia, Italia o Alemania.

—De las 26 propuestas principales del programa electoral del PP, solo hay una que hacer referencia a la Justicia. Entre otros temas, ustedes proponen reducir los aformaientos, pero no concretan cuál sería esa reducción...

—Nosotros (el PP) lo que decimos es que, al menos en lo que se refiere a los políticos, estamos dispuestos a plantear una reducción sustantiva de los aforamientos. No lo hemos concretado porque es un tema para negociar con las otras fuerzas políticas, pero sí queremos un pacto de Estado por la Justicia.

—Se presenta a las elecciones por la provincia de Cuenca, ¿qué solución tiene el ATC de Villar de Cañas, después de que el Gobierno de Castilla-La Mancha haya manifestado que se opone al proyecto?

—Cuenca es una provincia que necesita proyectos económicos que generen oportunidades de empleo. Cuando surgió lo del ATC se generó mucha expectación, porque se pensaba que iban a invertirse 1.000 millones de euros y que se iban a crear hasta 400 empleos en la zona. Y, de repente, la Junta de Castilla-La Mancha ha decidido bloquear ese proyecto. Confiamos en que la Junta se siente a hablar con el Gobierno y todos encontremos una solución razonable.

—Y si la Junta se sigue oponiendo al ATC, ¿qué hará el Gobierno si el PP está al frente?

—De entrada, nosotros queremos hablar. Si la Junta mantiene su oposición, utilizaríamos todos los medios que en derecho estén disponibles: desde impugnaciones ante los tribunales hasta la concesión de una licencia extraordinaria, ya que pensamos que el proyecto es de interés nacional.

—A nivel nacional, las encuestas dicen que el PP obtendrá unos resultados similares a los de las últimas elecciones. ¿Qué esperan en Castilla-La Mancha?

—Nuestras expectativas es que va a haber un incremento en el apoyo al PP. En Cuenca, por ejemplo, obtuvimos un 42 por ciento de los votos y de tres escaños que había en juego, conseguimos dos. Lograr el tercero es muy difícil porque tendríamos que subir muchísimo.

—¿Por qué nadie quiere pactar con el PP?

—Estamos en campaña electoral y algunos están sobreactuando. Ya lo vimos en la campaña de diciembre, cuando algunos decían que con sus votos nunca apoyarían a… y ya vimos que Pedro Sánchez fue apoyado por Albert Rivera para la investidura.

—Muchos venden el discurso del miedo para apoyar a Podemos. ¿Es un partido como cualquier otro o, efectivamente, hay que temer algo?

—Es un partido político que tiene su ideología, sus candidatos y, por tanto, máximo respeto desde el punto de vista democrático. Ahora bien, no creo que sea un discurso del miedo, sino de la responsabilidad. Yo no quiero un gobierno como el de Grecia, Portugal o Venezuela.

—A priori, Ciudadanos es el socio más probable del PP, pero ha habido territorios donde han apoyado al PSOE. ¿Cree que se puede repetir la historia?

—Pensamos que Ciudadanos tiene un programa que, en algunos casos, coincide con el PP. Bien es verdad que ellos están apoyando al PSOE y a Podemos en Granada, y que han permitido que la Diputación de Toledo no la tenga quien ganó… todo esto manifiesta una cierta incongruencia.

—¿Prefiere un gobierno en minoría del PP o en coalición con el PSOE y Ciudadanos?

—En España todavía no hemos experimentado modelos de coalición que son muy normales en Europa, y no estaría nada mal tener un gobierno donde tuviéramos que hacer un ejercicio cotidiano de diálogo. La sociedad española es así: diversa y tolerante.

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