Joselito -el menor de los Gallo-, en una tarde de triunfo en Zaragoza
Joselito -el menor de los Gallo-, en una tarde de triunfo en Zaragoza - Archivo ABC
Toros, Pilar 2016

La Misericordia, hace un siglo

El día en que Corrochano le pidió a Joselito un sitio en su cuadrilla

Zaragoza Actualizado: Guardar
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La Feria del Pilar de 1916 tuvo un único protagonista: Joselito, el pequeño de los Gallo, que toreó las cuatro corridas del ciclo, la última como único espada. Si el año anterior, Gallito ya había conquistado definitivamente el corazón de la dura afición zaragozana, hace justo un siglo acabó cautivando por su torería, por su poder, por su valor... Y todo en un momento especialmente difícil para los aficionados aragoneses.

En las temporadas anteriores se vivió en la Misericordia una competencia sinigual entre dos novilleros. La pareja formada por Herrerín y Ballesteros dejó pequeña la plaza de la capital aragonesa, hasta el punto de decidirse su ampliación que se culminó al año siguiente. En octubre de 1916, Herrerín ya había muerto hacía dos años en la plaza de Cádiz, todavía como novillero, y Florentino Ballesteros se recuperaba de una gravísima cornada sufrida en el pecho que truncó la triunfal temporada de su alternativa tomada en Madrid de manos precisamente de Joselito.

La temporada siguiente Ballesteros encontró la muerte en la capital de España. Trágico fin de una de las épocas más intensas del toreo en Aragón.

Pero estamos en la Feria del Pilar de 1916. Los Gallo, Rafael y Joselito, en los tres primeros carteles. A la primera, gran triunfo de Gallito, cuatro orejas ante la corrida de Garvey; otros dos trofeos le cortó a los de Concha y Sierra, y hubo división de opiniones ante los miuras. Por su parte, el divino calvo cortó una oreja en la segunda corrida y entre palmas y pitos pasó las otras dos tardes, que completaron Curro Martín Vázquez, Saleri y Sánchez Mejías al que le cedieron un toro de Concha y Sierra.

Pero la tarde para el recuerdo llegó el 18 de octubre. Cinco toros de Contreras y dos de Bueno, ya que regaló el sobrero. Un ganado que a juicio del crítico de ABC fue chico, pobre de pitones, aunque el segundo, de Bueno, fue un barrabás que hizo sudar tinta al maestro de Gelves. «Todo cuanto sabe, todo cuanto puede, lo puso a contribución, que era el toro de lo más ilidiable que se lidia. Joselito el incansable, el que ha lidiado sin fatiga seis toros en casi todas las plazas importantes de España...//... cayó en el estribo rendido cuando el buey era arrastrado».

Fue la faena más valorada por el crítico de ABC, que se también entrega por lo realizado en el sexto: «Apenas llevábamos una hora de corrida cuando salió el primero en cuanto a la acepción exacta de la palabra toro». Y sigue la crónica abecedaria: «Con los pies clavados en la arena, sin una enmienda, sin una rectificación, dio seis o siete verónicas como yo no se las he visto nunca. Como he dicho siete verónicas y he dicho mal: no fueron siete verónicas, sino una sola en siete tiempos, porque el toro no salió ni un momento de los vuelos del capote».

Hasta ahí la sorpresa del maestro de la crítica, que reconoce toda la filigrana que Joselito realizó durante la triunfal tarde, para rematar su relato de forma sorprendente: «Y ahora le voy a pedir un favor a Joselito. Si el año que viene has de seguir así, banderilleándote casi todos los toros y actuando frecuentemente de peón, yo quiero un puesto en tu cuadrilla. Me seduce salir en el paseo vestido de torero y pasarme la tarde viéndote torear y mirando las mujeres en los palcos, que es lo que ayer hicieron tus banderilleros. Te ruego que me tengas en cuenta para la primera vacante».

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