Adolfo Suárez junto a Felipe González
Adolfo Suárez junto a Felipe González

Los tres grupos del PSOE en el Congreso y otras triquiñuelas parlamentarias

Los socialistas se multiplicaron en 1979 para acosar a Suárez. Hoy es práctica común el «préstamo de diputados»

Madrid Actualizado: Guardar
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Está todavía por ver si Podemos logrará o no formar en el Congreso cuatro grupos parlamentarios distintos, con el coste económico y el acopio de tiempo en los debates que eso supondría, pero quien ya hizo algo parecido fue el PSOE. Fue en la I Legislatura, la de 1979-1982, cuando los diputados socialistas liderados por Felipe González se repartieron en tres en la Cámara para someter a un marcaje múltiple al entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, una estrategia que funcionó -el PSOE superó a la UCD en las siguientes elecciones- y que no difiere mucho de la que ahora pretenden poner en práctica Pablo Iglesias y sus compañeros.

El PSOE se repartió entonces entre el Grupo Parlamentario Socialista, con 94 diputados y con González al frente; el Grupo Parlamentario Socialistes de Catalunya, con 16 diputados y Ernest Lluch como portavoz y el Grupo Parlamentario Socialista Vasco, con 6 diputados, entre los que se contaron Nicolás Redondo, Enrique Múgica, Txiki Benegas o Carlos Solchaga.

Una legislatura antes, en la Constituyente, el PSOE también había estado partido en dos, entre el Grupo Parlamentarios socialista, con 106 representantes y el Grupo Parlamentario Socialistes de Catalunya.

La división del PSOE en varios grupos con sus correspondientes portavoces fue anterior a la aprobación del actual reglamento de la Cámara Baja, el 10 de febrero de 1982, año en el que, por cierto, el partido consiguió una gran mayoría de 201 diputados a partir de la cual dejó de fragmentarse en lo parlamentario y apostó por constituir un grupo unido y fuerte.

Con el aval del TC

Con todo, ese reglamento, que sigue estando en vigor, ha dado muestras de una flexibilidad asombrosa unas veces y de extrema rigidez otras, y siempre con el aval del Tribunal Constitucional, que ha respaldado las decisiones de la Mesa al respecto tantas veces como ha tenido entre manos un recurso. De la elasticidad de las reglas internas para formar Grupo Parlamentario da cuenta que, por ejemplo, se le permitió a ERC hacerlo en 2004, a pesar de que no había cumplido con el requisito de haber obtenido el 15% de los votos en todas las circunscripciones a las que había concurrido. Había fallado en Barcelona, pero no se tuvo en cuenta. Para salvar ese mismo inconveniente y favorecer al PNV, que en 1986 no sacó escaño en una provincia, se hizo la media entre el resto de las listas con las que sí había obtenido representación hasta lograr que saliera el preceptivo15%. Por el contrario, a Amaiur se le negó el grupo propio en la pasada legislatura debido a que su lista no consiguió en Navarra, aunque sí en las tres circunscripciones vascas en las que se había presentado.

«Transfuguismo» piadoso

Pero para capacidad de adaptación, la que el reglamento ha demostrado en los casos de «préstamos de diputados», esto es, el artificio parlamentario según el cual una de sus señorías o varias se adhieren puntualmente a una fuerza ajena para lograr que adquiera la condición de «grupo» y después se vuelven a su sitio de origen. En 2011, lo hizo UPyD, que aceptó el auxilio del único representante de Foro Asturias para completar el porcentaje de votos exigido. En 2008, IU-ICV y ERC también requirieron sumar la ayuda puntual de un miembro del BNG; en 2004, fue Coalición Canaria quien tuvo que ser respaldada por dos representantes del PSOE y cuatro años antes, en 2000, por dos de UPN, partido coaligado con el PP. En todos los casos, los fugaces tránsfugas regresaron a sus bancadas o se integraron en el Grupo Mixto.

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