Raül Romeva, en junio de 2009
Raül Romeva, en junio de 2009 - EFE

Romeva llamó al boicot contra Israel cuando era eurodiputado

Su actitud contrasta con el apoyo que los nacionalistas buscaron siempre en ese país

- Madrid Actualizado: Guardar
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Raül Romeva, recién nombrado conseller del Departamento de Asuntos Internacionales, Relaciones Institucionales y Transparencias de la Generalitat de Cataluña, fue uno de los principales arietes en el Parlamento Europeo en el llamamiento al boicot político y económico a Israel. Su actitud contrasta con el apoyo que nacionalistas e independentistas catalanes han buscado siempre en ese país.

El exeurodiputado comunista, a quien el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha encargado que actúe como «ministro de Asuntos Exteriores» del Gobierno catalán, tendrá muy difícil granjearse el respaldo israelí al proceso independentista, después de que durante los años que ocupó un escaño en el Parlamento Europeo se distinguiera por sus proclamas en contra de Israel y su campaña por entorpecer el acuerdo preferencial de ese país con la Unión Europea.

Así, por ejemplo, en 2007, promovió un gesto de apoyo de 45 diputados de la Eurocámara a los parlamentarios palestinos encarcelados por Israel.

Un año más tarde, su ofensiva se centró en recabar respaldos de sus colegas europarlamentarios para tratar de evitar que la Unión Europea firmara un acuerdo de Asociación con Israel, por entender que ello significaría un apoyo y un reconocimiento a ese país, «en un momento –se decía en un texto de justificación de la oposición– en que la Unión Europea debería presionar a Israel y posicionarse firmemente ante sus persistentes violaciones de los derechos humanos y sus continuas violaciones de las leyes y tratados internacionales».

El texto respaldado por el entonces eurodiputado de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) recordaba que al oponerse a la firma del Acuerdo de Asociación se apoyaba la petición del Comité Nacional Palestino para el Boicot, Desinversión y Sanciones (BNC) para ejercer presión sobre Israel.

Cada año, Romeva insistía en planteamientos similares en los debates del Parlamento Europeo, convencido, según declaraba en 2009, de la necesidad de utilizar «cualquier vía» para condicionar a Israel. Unas ideas que reflejaba a menudo en su blog personal y que, en 2010, conectaba con su reclamación de una investigación internacional sobre los sucesos ocurridos con la llamada Flotilla de la Libertad a Gaza.

La actitud antiisraelí de Romeva contrasta con el tradicional planteamiento de nacionalistas y republicanos catalanes que durante años cortejaron a Israel e incluso buscaron similitud con Cataluña en busca de apoyos al independentismo.

La corona de espinas

Famoso fue el viaje en 2005 del entonces presidente de ERC Josep Lluis Carod-Rovira a Jerusalén, con el desafortunado incidente de la corona de espinas, en el que acompañaba al presidente de la Generalitat, Pascual Maragall.

Más recientemente, en 2013 y 2014 Artur Mas acudió como presidente de la Generalitat a Israel, eludiendo en la primera ocasión cualquier encuentro con autoridades palestinas. En la segunda visita, pese a sus intentos, no logró ser recibido por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pero insistió en buscar similitudes entre Israel y Cataluña.

Los planteamientos antiisraelíes de Raül Romeva difieren bastante de los expresados en un escrito, en marzo del año 2011, por destacadas figuras nacionalistas e independentistas, como el propio Carod-Rovira o la periodista Pilar Rahola. En ese escrito se repudiaban los llamamientos a «las acciones de boicot a la cultura y a la economía israelí y la discriminación contra personas de este origen nacional», por considerar que se trata de «conductas racistas y delictivas».

En el mismo texto, los firmantes reconocían como legítimas las críticas vertidas contra las autoridades de Israel, «pero no la invocación de su destrucción como solución final al conflicto». Asimismo, recordaban que Israel «ha sido una referencia para los pueblos que aspiran a su soberanía, especialmente así ha sido en el caso catalán».

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