Curri Valenzuela

Reprueba que algo queda

Curri Valenzuela
Madrid Actualizado: Guardar
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Nadie ha aportado prueba alguna para que Rafael Catalá, debiera ser reprobado en el Congreso «como consecuencia de las maniobras que se han producido en el seno del ministerio fiscal dirigidas a obstaculizar determinadas causas judiciales contra la corrupción», que es lo que afirma el texto presentado por el PSOE al que ayer se sumó, muy gustosa, el resto de la oposición. Pero no importa. Solo se trataba de aprovechar la precariedad parlamentaria del Gobierno propinándole un varapalo en el trasero del ministro de Justicia para mantener viva la llama de la corrupción de los populares una semana más en la primera plana de la actualidad.

La reprobación ni siquiera existe como figura política, ni obliga al presidente del Ejecutivo a prescindir del castigado.

Fue un invento parlamentario del PSOE para fustigar a la UCD de Calvo Sotelo con la reprobación de cuatro de sus ministros por el asunto de la Colza, que luego el PP explotó contra los socialistas tratando de reprobar a Ledesma, Solbes, Montilla, Alonso, Trujillo, Alvarez, Salgado, Chacón, Moratinos y Borrell. Con gobiernos del PP pasó lo mismo con Cascos, Arias Cañete, Arias Salgado, Piqué y Cabanillas. El PSOE quiso incluso reprobar en su día al ministro de Interior Mariano Rajoy por su «desastrosa» (sic) política de seguridad ciudadana.

Todo aquello quedó en nada porque el Gobierno de turno contaba con mayoría parlamentaria. Magdalena Alvarez, la primera reprobada, lo fue en el Senado, donde el PP disponía de mayoría absoluta. El otro antecedente para lo de hoy es el de Jorge Fernandez Díaz, reprobado en comisión parlamentaria, no en el Pleno, cuando ya ejercía de ministro de Interior en funciones. Así que los esfuerzos de las últimas horas para dibujar a Catalá como el mas castigado de los miembros de un Gobierno en democracia son aún más exagerados que esa película de ciencia ficción sobre el nombramiento de una cúpula fiscal para boicotear la acción de la Justicia contra los corruptos que se está promocionando desde los mismos lugares.

La realidad es que al actual ministro de Justicia le han reprobado porque el PP solo tiene 137 diputados y los del resto del Congreso quieren que se note. Al PSOE le interesa tapar en lo posible la bronca entre los suyos, Ciudadanos no puede dejar pasar una crítica a la corrupción y los demás están cada uno a lo suyo. Y la realidad es también que, aunque les pese, la Fiscalía no tiene trabas para perseguir a los corruptos.

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