El PSOE apuesta por potenciar las desaladoras

El Gobierno de Page pide ir acabando con el travase del Tajo: «Sale más de lo que queda»

Pedro Sánchez preside la reunión permanente el PSOE ÓSCAR DEL POZO
Víctor Ruiz de Almirón

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El PSOE tiene casi listo el documento que recogerá su posición en materia hidrográfica, consensuado con los diferentes territorios y en el que se ha aproximado a «un nivel de coincidencia prácticamente total». Si la legislatura no se acorta, la dirección socialista es optimista respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el Gobierno. «Es una idea avanzada», indican fuentes de Ferraz, que explican que el secretario general, Pedro Sánchez , está empujando el tema.

Ferraz ha tratado de aunar posiciones entre los territorios. Los socialistas gobiernan en Castilla-La Mancha y en la Comunidad Valenciana, dos regiones tradicionalmente enfrentadas por el agua. Aunque desde ambos gobiernos se avanza en que el análisis de la situación es parcialmente compartido y que la discrepancia puede encontrarse en los ritmos de consolidación del nuevo modelo.

Pero en Ferraz ya advierten que « la política hidrológica del país no es la suma de las expectativas del conjunto de las CC.AA.». La dirección federal quiere evitar que el debate se orille hacia un debate «trasvase sí o trasvase no». Pero en cualquier caso el cariz de la propuesta socialista vendrá a decir que trasvase cada vez menos. «Uno de los grandes fracasos reiterados a la hora de plantear un gran pacto sobre el agua es colocar en el eje del debate una infraestructura concreta», aseguran.

El PSOE apuesta por la desalación como eje fundamental para el futuro y no como un mero recurso de emergencia. Defienden que estas infraestructuras ya han sido fundamentales: «Estos últimos tres años hubiese sido imposible hacer frente a los problemas de escasez si no hubiésemos dispuesto de desalación en algunos puntos críticos».

La posición de Ferraz es vista con buenos ojos en el Gobierno de Castilla-La Mancha, desde donde se reclama una política de agua cuyo punto final sea que el trasvase Tajo-Segura termine por ser «innecesario». Desde el Ejecutivo de García-Page se defiende que ese trasvase «da de sí lo que da de sí». Desde junio de 2015 «ha salido más agua del trasvase de la que queda» y son contundentes:solo será pacto si Castilla-La Mancha forma parte, porque «somos los únicos que soportamos trasvases, los únicos que cedemos recursos y no somos ni la España húmeda ni la España rica». Su postura es que el Tajo-Segura «se ha demostrado como un gran fracaso social, económico y ambiental».

No obstante, entienden que después de 40 años Murcia y la Comunidad Valenciana tienen unas sinergias con esta infraestructura y «no se puede cortar de un día para otro», pero apuntan que la solución para esos territorios es la alternativa «factible, viable e inagotable» de la desalación. Defienden que inicialmente hay que subvencionar agua desalada.

El Gobierno de Ximo Puig apuesta por «avanzar en la reutilización del agua y mejorar la capacidad de desalinización» pero es firme en que «en estos momentos» el trasvase Tajo-Segura es «imprescindible». El presidente Puig está especialmente preocupado por cómo afecta la sequía a la Vega Baja. Aquí los intereses valencianos confluyen con los murcianos. Las reservas del Segura están bajo mínimos y ambas regiones están defendiendo un «trasvase de emergencia».

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