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Pedro Antonio Sánchez en el momento de anunciar su dimisión - EFE

El PP forzó la retirada de Sánchez tras conocer una última oferta de Ciudadanos al PSOE

Rivera se apunta un tanto político ante el PP, que clama revancha en las urnas

Madrid Actualizado: Guardar
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El Partido Popular no aguantó más la presión y forzó ayer la dimisión del presidente del Gobierno autonómico de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, acorralado por dos causas judiciales y rematado por la acción conjunta de la oposición. Apenas 24 horas antes de que PSOE, Ciudadanos y Podemos fuesen a aprobar juntos en la Asamblea regional una moción de censura para echarle, el dirigente murciano registró su renuncia forzosa. Lo hizo, según dijo, por «responsabilidad», «para salvar la Región de Murcia del tripartito», que asegura estaba «cerrado», y sintiéndose víctima de una cacería.

En una declaración solemne tras la reunión de su Consejo de Gobierno, Sánchez anunció su paso a un lado, a punto de cumplirse el ecuador de la legislatura.

«Me quita el sueño que un tripartito acabe con esto. Un gobierno que sería imposible, desastroso para los intereses generales de la Región de Murcia. En 48 horas ese tripartito puede ser una realidad», alertó, justificando su final por el bien de los murcianos. Políticamente, fue el «trofeo» que Albert Rivera se cobró de Mariano Rajoy, quien se vio obligado a ceder para no perder uno de los cinco ejecutivos autonómicos del PP.

Desbloqueo institucional

Su adiós desbloquea la parálisis institucional en la que vivía Murcia desde hace mes y medio cuando Sánchez fue imputado por presunta corrupción urbanística en la construcción de un auditorio en Puerto Lumbreras, del que fue alcalde. Ciudadanos le retiró entonces su apoyo parlamentario y exigió su cabeza para cumplir su acuerdo de investidura y su palabra dada de que dimitiría si era imputado. El lunes lo remató la petición del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco de acusarle en la Púnica.

El sustituto de Sánchez al frente del Gobierno regional de Murcia será Fernando López Miras, abogado de 33 años y recién nombrado coordinador del PP regional, que será elegido presidente de Murcia en una próxima sesión de investidura,al que Cs apoyará tras sentarse con él a negociar para «reconstruir» un pacto que, asumen los de Rivera, «ya no será igual» y cuyo fin es garantizar un mínimo de estabilidad que permita llegar a las urnas. El ya expresidente mantendrá el acta de diputado y su condición de líder del PP.

Su condición de diputado estará encima de la mesa en esas negociaciones, según reconoció ayer el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, ya que de mantenerse como diputado se estaría incumpliendo en cualquier caso el acuerdo de investidura, que reclama la separación de cualquier cargo público imputado por corrupción. Pero ayer el número dos de Ciudadanos evitó exigir que dejase su acta de diputado. La prioridad ahora es sentarse con López Miras y ver cómo se puede «adecuar» la situación del expresidente, según aseguran desde la dirección.

La orden de retirada llegó de Génova. El PP siempre ha defendido la presunción de inocencia de su dirigente murciano, pero no estaba dispuesto a dejarse arrebatar uno de los cinco gobiernos autonómicos que lograron tras las elecciones de 2015, además de Madrid, Castilla y León, La Rioja y Galicia. Y en cuanto se percataron de que Ciudadanos cumpliría su amenaza de derrocar a Sánchez, exigieron la renuncia a su barón regional. Convencido de que su situación judicial «se aclarará», Sánchez reprochó el cerco de la oposición. «Hay injusticias que a quienes las cometen les persiguen toda su vida. Repudio la estrategia del todo vale», señaló defendiendo su presunción de inocencia.

Desde el principio los de Mariano Rajoy se habían propuesto aguantar hasta el final confiados de que a Albert Rivera le temblaría las piernas por unirse al PSOEy a Podemos en Murcia. Les daría vértigo, razonaban, desbancar al PPde una comunidad como Murcia para entregar el Gobierno a la izquierda. Pero tras largo pulso, la dirección nacional se percató al fin de que Ciudadanos no iba dar marcha atrás en su órdago de derrocar a Sánchez.

Un acuerdo inminente

De hecho, fue una llamada telefónica en la noche del lunes precipitó la decisión final. El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, trasladó al coordinador del PP, Fernando Martínez-Maillo, que el grupo naranja apoyaría un presidente socialista en Murcia, aunque renunciara a su promesa de convocar elecciones en seis meses. A Ciudadanos, después de todo, le bastaba con expulsar a Sánchez por estar imputado y porque –insistían– mintió al afirmar públicamente que dimitiría si era investigado por el juez de manera formal. Su intención era la convocatoria electoral si no se producía la dimisión en el PP, pero estaban dispuestos a permitir al PSOE agotar la legislatura (en 2019) si Podemos no participaba del Gobierno y éste tenía un perfil técnico. Insisten en que «nunca» habrían aceptado un gobierno a tres. Que Podemos estuviera dispuesto a no exigir estar en el Ejecutivo, como reconoció Echenique el lunes, hizo que las piezas del complejo puzzle de la oposición encajaran.

En los últimos días la formación naranja había cedido en sus exigencias al PSOE para apoyar su moción de censura. Y estaban dispuestos a un acuerdo de mínimos, con la condición de que Podemos no entrase en el Gobierno, para apoyar al PSOE. En la dirección del partido se tenía claro que con ese mínimo imprescindible garantizado Sánchez no iba a seguir.

La situación se complicó del todo con la nueva acusación de Eloy Velasco, el lunes, que sumió a Génova en un estado de resignación total. Fernando Martínez-Maillo se desplazó ayer a Murcia para mostrar el respaldo de la dirección nacional a Sánchez en esta hora crítica, en la que Ciudadanos ha vuelto a imponer su guión contra la corrupción al PP. Maillo agradeció al murciano su «responsabilidad», aunque dejó claro que su renuncia supone una «injusticia» a ojos del PP, porque «se arrasa la presunción de inocencia». «Pedro ha tomado la peor de las decisiones para él, pero la mejor decisión para Murcia y para el PP», le alabó, al tiempo que alentó a los suyos a tomar la revancha en las urnas. «Daremos una lección a los justicieros», dijo llamando a la victoria por mayoría absoluta en 2019. Pero al contrario de lo que piensan en el PP, en Ciudadanos están convencidos de que ser inflexibles en este punto no lastra sino que consolida su posición.

En Ciudadanos la situación ayer era de enorme satisfacción. «Lo hemos conseguido», se felicitaba un diputado. En rueda de prensa Villegas celebró la dimisión –siempre su opción predilecta– como «la mejor solución para los murcianos». Cundía en las filas naranjas sensación de victoria. Creen que el hecho de que esta crisis haya coincidido con su apoyo a los Presupuestos consolida su mensaje de que «garantizamos la estabilidad, siempre que haya regeneración», resumía un dirigente. Rivera busca despojarse de la etiqueta de muleta del PP «y lo hará con todas las consecuencias», explica un colaborador: «Ni con el PP en todo, ni en contra del PP en todo».

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