El PP busca votos de 15 millones de vecinos de la España rural

El PP fía su suerte electoral a los vecinos de las miles de localidades de menos de 20.000 habitantes que hay en España:cerca de 15 millones de personas de un mundo rural al que son ajenos, piensan los populares, los partidos emergentes, sin implantación y sin estructuras que les permitan ser competitivos en estas zonas.

Frente a las llamadas a la desaparición de las diputaciones o la fusión de ayuntamientos, el PP ha iniciado la campaña «Mi pueblo no se cierra», en la que defienden las pequeñas localidades con argumentos como que son «las instituciones más saneadas»: el 90 por ciento de las mismas cierran sus cuentas con superávit.

Votos decisivos

Los argumentos de los populares son dos: primero,esos votos pueden ser decisivos para conseguir diputados en muchas circunscripciones.

Las pequeñas provincias se juegan, en muchos casos, tres escaños, que suelen repartirse entre los dos principales partidos (dos y uno). Dados los buenos resultados del PP en las municipales y autonómicas –fueron primera fuerza en muchos de ellos, aunque las alianzas postelectorales les arrrebataron el poder–, esperan que el voto en las generales les aúpe suficiente como para hacerse con la mayoría de estos escaños en juego.

La segunda razón que esgrimen es la falta de implantación de los nuevos partidos –Ciudadanos y Podemos– en el medio rural, donde no cuentan con estructuras. En sus programas no suele aparecer el mundo rural, y en el caso del partido de Albert Rivera, incluye medidas como fusión de ayuntamientos –de servicios municipales– y desaparición de las diputaciones, algo que en el PP no comparten.

Dos velocidades

Creen, de hecho, que ello llevaría a una «España de dos velocidades», la urbana y la rural, una de las cuales elegiría directamente a sus representantes, y otra en la que «habría que desplazarse para poder ver a un concejal», explica Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP.

Respecto a las fusiones, defenderán que cada ayuntamiento mantenga su identidad; no creen que en caso contrario se ahorre nada, ya que «la mayoría de los alcaldes y ediles no cobran, e incluso ponen dinero de su bolsillo para ir a abrir el cementerio o arreglar una farola».

El PP estudia con atención las encuestas que se publican, y en las que algunos creen que no se refleja el voto real al PP:«Cuando una persona joven dice que va a votar a un emergente, hay que esperar a ver si el día de las elecciones va a votar o no; si lo dice un adulto, seguro que va». Además, afirman, se produce una distorsión de datos al no existir recuerdo de voto de las dos nuevas fuerzas.