Los ocho puntos de la guerra fratricida entre Junqueras y Puigdemont

Los republicanos ven tan improbable que Sánchez sea presidente como que lo sea Junqueras, y amagan con la candidatura de su líder encarcelado

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont EFE
Salvador Sostres

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No es nuevo, y ABC lo ha ido contando en numerosas ocasiones desde las elecciones del 21 de diciembre, que Esquerra no iba a aceptar a ningún presidenciable de Junts per Catalunya que no fuera Puigdemont. Primero porque Puigdemont superó a ERC con la única y falsa promesa de pagar con la cárcel su regreso a España para ser investido president si ganaba, una promesa que ya cuando la hizo, sabía que no iba a cumplirla. Segundo porque JxCat insultaron gravemente a los republicanos con el concepto de la legitimidad -llegando a decir que votar Junqueras era votar el artículo 155 -, y ahora Esquerra se quiere cobrar la ofensa reivindicando de vuelta la «legitimidad», con el argumento de que en esta línea, después del presidente, viene el vicepresidente; y tercero porque todo el mundo sabe que esta legislatura no irá sobre la independencia, ni sobre Cataluña y España, sino sobre la guerra fratricida entre Esquerra y la vieja Convergència por ver quien ocupa el carril central y mayoritario del catalanismo.

En este sentido, los republicanos ven tan improbable que Sánchez sea presidente como que lo sea Junqueras , y amagan con la candidatura de su líder encarcelado, mucho más que como posibilidad real, para acabar de sacarles las tripas a los convergentes de cara a la formación del nuevo Govern.

Estos son los ocho puntos que ERC quiere asegurar antes de cerrar el acuerdo de investidura:

1. JxCat quieren llevar el llamado «proceso constituyente» -otro conjunto vacío de la ficción soberanista- desde Bruselas, y Esquerra cree que no tiene ningún sentido hacer un gran debate ciudadano sobre cómo debe ser la Cataluña del futuro (modelo educativo, de Salud, de Seguridad, etcétera) a 1.500 kilómetros de distancia, porque en él tienen que poder participar todos: el Parlament, la sociedad civil y las entidades sociales. También Bruselas -y también Estremera- pero no con el centro de gravedad en el extranjero.

2. Esquerra discrepa de Junts per Catalunya en su pretensión de intentar maximizar la recaudación vía Impuesto sobre Patrimonio.

3. Los republicanos reprochan a Puigdemont que no quiera concretar la reducción IRPF a las rentas medias y bajas.

4. Esquerra no entiende por qué motivo los convergentes no quieren las «veguerías» -una reforma de la ley electoral-, que constituyen la reivindicación histórica del catalanismo para superar el modelo administrativo provincial.

5. La corrupción de baja intensidad de los convergentes, en su pretensión de hacer carreterillas controvertidas, como el carril Jersey en el Berguedà, pone en guardia a Esquerra.

6. Que Puigdemont no quiera afrontar un Pacto Nacional para la Educación es otro escollo.

7. Los convergentes no quieren concretar temas clave de la Ley de Territorio (suelos no urbanizables), paisajes y evaluación ambiental.

8.Esquerra desconfía del sistema mafioso con que Convergència trata de controlar los medios de comunicación públicos.

Estribillo: Y hay que ver qué dice la CUP de Jordi Sánchez. El mambo está más cerca de lo que parece.

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