Salvador Sostres

Mas reflejado en el espejo de Baños

«Cuando Baños llega a casa se encuentra a Mas metido en la cama ofreciéndole toda clase de perversiones y posturas raras»

Salvador Sostres
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Antonio Baños concedió ayer una entrevista a TV3 y la primera noticia es que acudió, no como había hecho la mañana del día anterior en RAC1, donde se le esperaba a las 8:45 de la mañana y no sólo no se presentó sino que no dio ninguna explicación hasta la 1 del mediodía. Dio la excusa de la fiebre cuando la hora era mucho más la de emerger de la resaca. «Niño, ponle un bull shot a mi Antonio, que va a necesitarlo».

Lo más sensacional de Baños, y de la CUP, no es lo que dicen y hacen. A fin de cuentas, su entusiasmo anti intelectual, su pueril creencia de que han inventado la democracia y su irreparable falta de contacto con cualquier indicio de realidad son su más que conocido recetario y es normal, y hasta entrañable, que la más exagerada reacción de los catalanes, tras siete años de angustiosa crisis, haya sido darles a estos chicos 10 diputados.

Es prueba de lo bien que -pese a todo- se vive en Cataluña que no hayamos conocido mucho más serios altercados.

Lo más extraordinario de la CUP, y de este momento político que está protagonizando, es el rostro de Artur Mas reflejado en su espejo. La derecha clásica ha ido a pasearse en las asambleas antisistema. Los políticos liberales reflejados en la barricada dan el Disparate. Las ideas más consistentes, en un espejo revolucionario, son absurdas.

Baños insistió ayer en que no iba a votar la investidura de Mas, y la estupefacción del presentador y de los periodistas de la mesa del debate fue todavía más infantil, y lamentable, que las propias consignas de la CUP. ¿Qué es la CUP? Es un partido antistema y su principal y único objetivo es la demolición burguesa. ¿Qué otra cosa podría hacer la CUP que no fuera votar contra Mas e intentar decapitar y finiquitar a Convergència? El debate público en Cataluña es tan sectario y está tan secuestrado por la corrección política del soberanismo, que hasta las más abultadas evidencias, como la naturaleza esencial de la CUP, quedan sepultadas por toneladas de voluntarismo y de propaganda.

Yo entendería que Mas y su aparato partidista y mediático -que no es lo mismo pero es igual-intentaran comprar, desprestigiar e incluso hacer desaparecer a Antonio Baños y a todos sus compañeros de container incendiado. Pero que pretendan mirarse en su espejo deformado y se extrañen del esperpento que les devuelve el reflejo indica hasta qué punto Cataluña se ha hecho un lío y está desorientada.

Lo más extravagante de la CUP es Mas. Que Mas haya ido a humillarse ante ellos y que creyera que su grotesca pantomima tendría algún efecto. Lo más estrafalario de Baños es que cada día cuando llega a casa, ya muy tarde y cansado, se encuentra a Mas metido en la cama ofreciéndole toda clase de perversiones y posturas raras.

Baños no dijo ayer nada nuevo. Prometió revolución, república y hasta cambiar nuestra rutina cotidiana, en esta obsesión tan de la izquierda por la vida de los otros. A fin de cuentas la CUP ha dicho siempre lo que ha dicho, y en el fondo son los primeros sorprendidos de que la derecha haya ido a cortejarles. No creo que tengan ninguna duda sobre votar o no votar a Mas, pero me parece que sienten curiosidad -ni siquiera voluntad de humillarle- por saber hasta dónde puede llegar a arrastrarse para conseguir la presidencia.

Si éste es el comportamiento de la derecha, no se le puede reprochar a la extrema izquierda que haga sus correspondientes experimentos antropológicos. ¡Qué menos! Cuando la derecha se tambalea -en la Historia de España así ha sido siempre- nos acaban quemando la iglesia.

Cuando todo esto pase, dentro de no mucho tiempo, veremos el vídeo de entrevistas como la de ayer, y no daremos crédito.

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