El líder de Ausbanc hizo creer a empresarios de Miami que él era la «víctima»

Luis Pineda trataba de forjarse en Miami una reputación como empresario respetable y adalid de la defensa del consumidor que le permitiera dar resonancia a sus iniciativas. El presidente de Ausbanc, ahora en prisión bajo la acusación de extorsionar a bancos, solía organizar eventos a través de su revista «Mercado de Dinero USA», que tenía lugar en grandes salones de hotel y en los que participaban destacadas figuras del mundo económico y político de la capital del sur de Florida.

Aunque levantaba sospechas para algunos, logró convencer a muchos de que su conducta era intachable e, incluso, de que él era la «víctima» de comportamientos delictivos. Así sucedió en su relación con Camacol, la organización con sede en Miami que agrupa a las cámaras de comercio latinas y que en 2010 le concedió el premio al «Empresario más destacado del año».

El actual director de Camacol, Raúl López-Pérez, recuerda para ABC que hace nueve o diez años, siendo director ejecutivo del Congreso Hemisférico de las cámaras latinas, se le presentó una periodista colombiana que decía representar en Miami a Ausbanc, que iba a editar una publicación de amplia circulación llamada «Mercado de Dinero». «Nos pedían enviar gratuitamente el periódico a todos nuestros afiliados y publicarnos algunas notas de nuestras actividades», recuerda.

«Desagradable sorpresa»

Aunque el proyecto le gustaba, reconoce que, por su experiencia en el sector y «sabiendo que alguna gente se dedicaba a los consumidores para atacar a los comerciantes», desconfió. «La sometí a muchas preguntas y consulté con el presidente para ese entonces William Alexander, quien en definitiva aprobó», explica, por lo que desde Camacol se empezó a escribir en «Mercado de Dinero» una columna. Tras más de un año «haciendo una buena labor desde sus publicaciones», las cámaras decidieron dar a Luis Pineda el premio como empresario del año.

Unos días antes de la entrega, recibieron una carta del presidente de Creditservice, Javier López, en la que alertaba de que Pineda era «un reconocido extorsionador», lo que significó para sus miembros «una terrible noticia», «un baño de agua fría» y «una inesperada molestia», comenta. «Lo primero que hicimos fue comunicarnos con Pineda y sus colaboradores y exigirle aclaratorias, haciéndole saber que eliminaríamos su premio», relata. El presidente de Ausbanc y algunos de sus colaboradores ofrecieron entonces «amplias explicaciones declarándose inocentes, mientras acusaban agriamente a Javier», continúa. Finalmente, agrega Raúl López-Pérez, «faltaban dos días para el congreso y decidimos entregarle el premio». «En verdad -indica-, su comportamiento para con nosotros había sido correcto y no teníamos tiempo ni posibilidad de comprobar quién de los dos tenía la razón».

Camacol ha seguido teniendo relación con Pineda, asistiendo a algunos de sus eventos en Miami y, según López-Pérez, ninguna empresa ha formulado queja alguna de él o su organización. Tampoco había vuelto a tener indicios de prácticas de extorsión o coacción por su parte. Las noticias de su detención y entrada en prisión en España han sido ahora una «desagradable sorpresa». «A estas alturas -señala-, yo creí que la víctima había sido Pineda y no el acusador, Javier».

Camacol no va a retirar el premio que le concedió en 2010, porque «una institución otorga premios por buena labor, no por lo que suceda cinco o diez años después». Sin embargo, añade: «Desde luego, ya no tendremos ningún tipo de relación con el señor Pineda ni su organización». En este sentido, apunta que Camacol va a sustituir un acto sobre Cervantes y la Lengua española organizado por Ausbanc que iba a incluir en su programación.

Distintas personas del ámbito económico de Miami que no han querido dar su nombre, tanto españoles como de Latinoamérica, han coincidido en que Luis Pineda buscaba siempre dar la apariencia de tener un gran respaldo institucional a sus iniciativas, aunque no siempre fuera real. Alguna de las fuentes consultadas indica que tenía fama de «presionar» para lograr apoyos, si bien no tiene constancia de casos concretos en Miami en los que haya aplicado las prácticas coactivas de las que se le acusa en España.